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Telaraña de mentiras ( 3ª parte – Final )

14/06/2020

– Sé que no le va a gustar escucharlo, pero tengo obligación de decírselo, estas dos personas y su mujer, se conocen entre sí; al parecer usted tiene un seguro de vida muy elevado y ese era su principal objetivo, no había proyecto alguna todo fue una farsa- concluyó.
– Pero… si yo mismo lo leí todo de arriba abajo y era todo tal cual me dijeron-.
– En cada hoja que estampaba su firma, se transcribía a la de debajo haciendo una réplica exacta ….una vez todas firmadas tan solo tenían que romper las falsas y guardarse las verdaderas y así poder actuar en su nombre; un trabajo poco ortodoxo pero a la vista queda que efectivo-.
– Cómo ha llegado a esa conclusión?- preguntaste intrigado por saber los motivos que les hicieron llegar a tales afirmaciones.
-Cómo le dije anteriormente, sus métodos aunque eficaces, eran de todo menos de profesionales…recibimos una llamada de su sucursal alertándonos que dos personas habían retirado todo su dinero con su firma. Revisamos las cámaras de seguridad y únicamente tuvimos que
seguirles hasta dar con ellos; en la reyerta, la mujer murió al ser arrollada por un coche y solo pudimos atrapar a su socio; el resto fue sencillo….presionar un poco hasta que el pajarito terminara
por cantar-.
Te mostraste sorprendido ante tal confesión, sin embargo no alzaste la voz, permaneciste inmóvil con la mirada fija a la pared….por primera vez tenías una mirada que reflejaba el rencor más absoluto. Tan solo tenías un favor que pedirle al par de inspectores.
– Le importaría por favor si me quedo con las fotos?-.
No entendían el motivo ni era algo habitual, pero dadas las circunstancias aceptaron prestarte temporalmente los retratos de ambas personas.
Aguardaste pacientemente a que “ el gordo y el flaco” como para tu interior les llamabas, abandonaran la habitación para , seguidamente efectuar una llamada telefónica; una conversación que apenas duró un par de minutos….algo breve y conciso.
Tus labios dibujaron una leve sonrisa acompañada de unas palabras que se repetían una y otra vez; “ pase lo que pase, te quiero”
Pasados un par de días, por fin llegó el momento que tanto esperabas….tu estancia en régimen de pensión completa en aquel hospital, llegó a su fin. Antes de salir, fuiste en busca de tu médico para agradecerle nuevamente todo lo que hizo por ti y que, gracias a él, seguías con vida.
El regreso a tu hogar, fue bastante amargo, cualquier cosa por minúscula que fuera, te recordaba todo lo vivido con lo que hasta hace pocos días considerabas tu cónyuge.
Tenías previsto, reincorporarte a tus labores en la sucursal, pero una conversación telefónica echó al traste tus planes…. aunque poco te importaba; daba la sensación que tenías algo más importante que
atender.
Una pequeña cafetería, fue tu siguiente parada…..con una cerveza bien fría, contemplabas el paisaje, mirando la gente pasar de un lado a otro; no dejabas de observar el reloj como si estuvieras esperando a alguien. De repente un misterioso hombre se sentó enfrente de ti, alargó levemente su
brazo derecho, y te hizo entrega de un papel; únicamente os cruzasteis un par de miradas para después, sin mediar palabra también, se levantó de la silla y se fue.
Con gesto serio, abonaste el valor de la cerveza, y solicitaste un taxi….preferías eso a coger tu propio vehículo.
Tras varias horas de carretera, y mientras pasabais por una pequeña localidad en la que había una pastelería, pusiste la mano sobre el hombro del taxista para pedirle que por favor se detuviera.
– Sería tan amable de parar aquí un momento? Sera solo cuestión de un par de minutos-.
Asintió con la cabeza en señal de aprobación; sin mediar palabra te bajaste del taxi y te adentraste en una pequeña pero acogedora pastelería… tras varias vueltas a los mostradores, agarraste una enorme caja de bombones y te dirigiste con paso firme a la caja.
De vuelta al taxi el cual estaba pacientemente esperándote, dejaste minuciosamente la pomposa caja para seguidamente acomodarte en el asiento trasero.
– Vaya, menuda sorpresa le va dar a su novia o mujer amigo- dijo el taxista.
– Es un regalo para mi madre , le encantan los bombones – respondiste Pasadas un par de horas más, ya vislumbrabas tu destino y así se lo comunicaste al amable taxista.
– Ve donde esta la torre de la iglesia? Por favor cuando lleguemos puede parar….ahí vive mi madre-.
Una vez llegado al lugar acordado y habiendo pagado la cantidad solicitada por aquel taxista, te dirigiste decididamente a la única casa que había por los alrededores; hiciste sonar varias veces el timbre, hasta que la puerta por fin se abrió.
– Hola cariño!!!- exclamaste con regocijo.
– Que….que….que haces aquí, como me has encontrado?
Después de varias semanas, nuevamente estabais frente a frente, tú y tu mujer ….su cara era un poema, tal fue su sorpresa que no alcanzaba a articular palabra.
– Como se encuentra tu padre? Hasta donde yo se, no viven aquí no?-
Incapaz de mirarte, sus únicos argumentos, no hacían más que refrendar la enorme mentira en la que te tenía inmerso desde hacía semanas.
– El está bien gracias, por suerte todo quedó en un susto, no te quise llamar para no agobiarte; me he quedado unos días en casa de unos amigos que viven aquí-.
Una leve sonrisa se te escapaba por debajo de la nariz, le pasaste una mano tranquilizadora por su mejilla, y le hiciste ver que todo estaba bien.
– Puedo pasar o me vas a dejar aquí hasta mañana?
Al igual que un lobo, estabas arrinconando a tu presa, haciendo que actuara en contra de su voluntad pero los nervios no le permitían el lujo de protestar.
– Mira, te he traído unos bombones que se que te encantan….chocolate blanco-.
Con más reticencia que otra cosa, recogió tú obsequio y los llevó a la cocina.
– Llevo horas en la carretera, he venido hasta aquí en taxi y tengo un poco de hambre….. quieres abrir la caja y los probamos con un poco de café?-.
Con sumo tacto, destapó la gran caja que previamente le habías entregado….sin embargo, tanta muestra de cordialidad le escamaba.
– Como me has encontrado? Quise llamarte pero como te dije, no quería ser un lastre en un momento tan importante para ti- dijo.
Unos segundos de silencio …necesitabas un certísimo espacio de tiempo para no abrir la caja de Pandora.
– Tenemos un amigo en común que me facilitó el poder localizarte- respondiste.
– Un amigo en común….quién? Preguntó ella totalmente intrigada.
– Verás, sé que me engañaste con todo lo de tu padre y por eso mismo estoy aquí, para que veas que no te guardo rencor….si hice algo mal te pido disculpas. Si no vine antes fue porque estuve varias semanas en el hospital por culpa de una fuerte gastroenteritis- dijiste en tono conciliador.
Con esa respuesta, conseguiste que, el conocido por ambas partes, quedara relegado a un segundo plano; sus nervios jugaban a tu favor y eras plenamente conocedor de ello.
Increíblemente era ajena a lo que tú perfectamente sabías…si había alguna duda ,con esos argumentos te encargaste de tumbar cualquier posibilidad de duda.
Una vez abierta por completo la caja, el encargado de romper el hielo fuiste tú mismo cogiendo un bombón de chocolate negro…tu gesto dejaba entrever que aquello era exquisito.
Tu mujer por su parte, cogió los que más le gustaban…chocolate blanco y comenzó a saborearlo mientras una nueva sonrisa se mostraba en tu rostro.
– De que te ríes, que ocurre?- preguntó ella intrigada
– Me estaba acordando de la primera caja que te regalé, te acuerdas?- .
Te habías ganado nuevamente su confianza, hasta tal punto que uno tras otro iba devorando la parte más blanca….al igual que una partida de ajedrez, estaban blancas contra negras, reina contra rey….solo quedaba dilucidar quién haría el jaque mate.
Te sentaste en un taburete, y con enorme satisfacción contemplabas como tu esposa engullía uno tras otro aquella delicia echa solo para los paladares más exquisitos.
Todos fueron pasando por su garganta…..todos menos el último; al igual que tú, su cuerpo dobló la rodilla, se cogió el cuello con su mano derecha y las convulsiones comenzaron a hacer mella.
– Estás bien…. quieres que llame al médico?- preguntaste sin mostrar un ápice de nerviosismo. Por su parte, ella asentía airadamente con la cabeza buscando ayuda , su organismo comenzaba a fallar y solo tu podías ayudarla.
– Ahora llamo al médico pero antes respóndele una cosa por favor…..porque te lo inventaste todo para quitarme de la circulación, creías que no lo sabía ? -.
– A…ayu…ayuda- clamaba mientras la voz se apagaba por momentos.
– Perdón? No te escucho bien…vaaamos, explícame porque montaste toda esa patraña y después llamaré a una ambulancia, pero como entenderás, tampoco veo justo ayudar a quien previamente me quiso matar. Si tienes un poco de dignidad estoy seguro que podrás decírmelo- decías mientras
continuabas saboreando lentamente los bombones.
Su cara te imploraba clemencia, alargó su mano para entrar en contacto contigo en señal de auxilio; un leve movimiento hacia atrás y aumentaste la distancia entre su mano y tu chaqueta.
– Pase lo que pase , te quiero cariño…recuerdas? Una frase muy bonita viniendo de una ….Ya se que estás rabiando de dolor, ahora mismo estás a pocos minutos que todas tus constantes vitales dejen de funcionar…disfruta del paisaje, pero por favor hazlo en silencio, tengo un dolor de cabeza
horrible y no me apetece nada escuchar tus lamentos….al igual que a ti te dio igual escuchar los míos- sentenciaste.
Estabas haciendo gala de una frialdad impropia de ti, carecías de escrúpulos….plácidamente observabas como tú mujer se consumía, hasta el punto que su corazón dejó de latir.
Fue en ese preciso cuando cogiste el teléfono para dar a conocer los hechos acaecido.
– Policía? Buenas tardes, mire está mi mujer muerta en la cocina de casa, vengan rápidamente porfavor-.
Pocos minutos más tarde, dos patrullas de policía hicieron acto de presencia… entre ellos estaban los inspectores que te ayudaron en tu etapa hospitalaria en todo el caso.
La situación era cuanto menos surrealista….la mujer yacía estirada en el suelo, y tú por tu parte, estabas tranquilamente sentado en el taburete tomando una taza de café.
– Que ha pasado aquí? Preguntó uno de los agentes.

No respondiste nada, únicamente mirabas ese cuerpo inherte y seguidamente a tus conocidos defensores de la justicia.
– Joder!!! Lo teníamos todo preparado para detenerla, como comprenderá no le podíamos decir el paradero de su verdugo.- exclamo uno de ellos.
El inspector vaciló durante unos segundos para lanzarte una pregunta que estabas esperando como caída del cielo.
– Hay alguna relación entre su muerte y que usted esté aquí?-.
– Si lo que está insinuando es si yo la he matado,….sí, he sido yo, he podido ver en sus ojos la angustia y el dolor mientras su llama se apagaba. Para amenizar la espera me preparé un café…..quiere uno?-
No disimulaste en ningún momento, confesaste tus fechorías con una mezcla entre cinismo y locura….no había lugar para la pena en tu interior, solamente había un enorme nada.
– Pero que demonios….. sabe que con esto se ha arruinado la vida? Me veo en la obligación de detenerle por asesinato-.
No opusiste resistencia, alargaste ambas manos para que te colocaran los grilletes y te llevaran al coche policial para el posterior traslado a comisaría.
Facilitaste mucho la labor de los agentes, explicaste con todo lujo de detalles, como averiguaste la dirección donde residía ella, como acabaste con su vida, y lo que hiciste antes y después de ello.
El calabozo en el que te encontrabas recluido, era tu residencia temporal hasta que, por fin, te llevaron delante del juez. Tu versión no cambió un ápice…..culpable de todos los cargos imputados, no negaste los acontecimientos….sabías cual era tú próximo destino, pero una sonrisa poco cabal, daba a entender que te importaba muy poco lo que ocurriera.

No le voy a decir que disfrute de su estancia ya que, en una cárcel no hay cabida para esa palabra.
Sabe? Va a pasar mucho tiempo con nosotros, así que le aconsejo que evite los problemas…aquí ya hay muchos gallos y por su bien le diré que no estaría bien visto que un recién llegado quisiera convertirse en el gallo por excelencia…..lo ha entendido recluso 07342?
– Recluso 07342!!! Vamos levántate pedazo de vago, es hora de que te dé el aire- exclamó una voz en tono chulesco.
Despertaste de un aparente plácido sueño entre un suelo mugriento y unos barrotes que te impedían tener contacto con el exterior…acompañado de un par de funcionarios, te llevaron a un enorme patio,
contacto con el aire libre; por allí circulaba gente que como tú, estaban en deuda con la sociedad.
Tu mirada oteaba y oteaba el panorama, hasta el punto de encontrar su objetivo…. te pasaste la mano por una frondosa barba que, con el paso del tiempo fue creciendo ; giraste sobre ti mismo y te dirigiste a un banco que había cercano a donde estabas.
Los días se sucedían….rutinarios, aburridos, sin más que hacer que trabajar en la lavandería y escuchar las voces de los funcionarios como si aquello fuera una convención de sordos. El tiempo que te quedaba “ libre”, lo dedicabas a contemplar la foto que en su día le pediste a uno de los
inspectores, pero jamás llegaste a entregarle.
– Pase lo que pase, te quiero- te decías a ti mismo con una sonrisa que habías hecho muy tuya.
Después de las labores en la lavandería, tocaba salir un rato al patio ….no cesabas de acomodarte aquel pantalón naranja como si algo te incomodara; deambulabas solo repitiéndote una y otra vez la misma frase mientras tus ojos investigaban todo tu alrededor.
Con la mirada fija hacia delante, sin pestañear, tus piernas se dejaban guiar por tus ojos, hasta que te ordenaron que te detuvieras….. el paso se tornó más pausado, rozando la espalda de uno de los muchos reclusos que se encontraban allí.
Una vez habiéndolo rebasado, éste último se desplomó en el suelo, envuelto en un enorme charco de sangre….los curiosos mediante gritos alertaron a los funcionarios; por tu parte, dejaste caer la foto al suelo acompañado de un trozo de cristal perfectamente afilado mientras repetías la misma
frase una y otra vez.
Te sentaste a su lado, ignorando al resto de personas que se amontonaban a tu alrededor…los funcionarios no tardaron en averiguar lo que había ocurrido y te levantaron por ambos brazos. Por fin encontraste tu paz a costa de tu libertad….antepusiste la venganza a tu felicidad; ese fue el
golpe de gracia que te faltaba para poner fin a una gran telaraña de mentiras.

Marc Domínguez

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