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Peleas de Gallos

07/06/2019

 

Tiempo atrás, la vida era prácticamente un remanso de paz….la gente vivía anclada en un mundo medianamente limitado; la nueva era, se presumía difícil. Inmerso en ese modo de vivir, te encontrabas plácidamente junto a tu mujer….después de los arduos días de trabajo, llegabas a casa y
comentábais las aventuras y desventuras del día que estaba a punto de tocar a su fin.
El colofón a la jornada laboral, terminaba reposando ambos tranquilamente en el sofá viendo una película o cualquiera de las series que la caja tonta ofrecía.
Nuevas tecnologías y por consiguiente una nueva era, se abría paso ante vuestros ojos….conscientes que eso tarde o temprano sucedería, pero no se estaba preparado para asumir la vorágine de cambios que se avecinaban.
Esas variaciones, afectaban también al trabajo, los horarios se tornaron más flexibles, permitiendo que, a la hora de la sobremesa, tu mujer estuviera ya en casa; por tu parte, la llegada al hogar, era
una hora más tarde.
Tenías pensado sorprender a tu esposa y llevarla de paseo por el campo para más tarde ir a cenar a uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad…..cuando el tiempo lo permitía, os gustaba hacer
cosas juntos y explorar nuevos horizontes.
– Ya estoy en casa!!- exclamaste con alegría esperando que una voz femenina correspondiera a tu felicidad doméstica.
Lo único que podías escuchar, era una desconocida voz proveniente de la sala de estar….te adentraste persiguiendo el irreconocible sonido, y alli, sentada en el sofá con una cerveza encima de la mesa, estaba tú mujer acompañada de la caja de los truenos; permanecía impasible, ajena a
cualquier cosa que aconteciera a su alrededor…. si en ese momento hubiera un cataclismo mundial y se derrumbara todo a sus pies, quizás ni se inmutaría.
– Hola eh? Estoy aquí- repetiste con cierta ironía.
Su cabeza precisó unos segundos para reaccionar y averiguar que estabas allí esperando una mínima muestra de bienvenida.
Mirabas aquel cuadrado el cual no dejaba de hablar y ofrecía imágenes totalmente desconocidas para ti, pero por contra daba la sensación que para ella era poco menos que el fin del mundo.
Una persona que nada tenía que ver con vosotros relataba las imágenes….se había adentrado en tu casa sin preguntar si estaba invitado; tu escepticismo era total….el enfado te consumía por dentro,
no tanto por lo que veías sino porque tu pareja te devolvió el saludo prácticamente por obligación, sumergiéndose nuevamente en un desconocido invasor.
– Se puede saber que demonios es eso?- preguntaste visiblemente enojado.
Tenías la impresión de jugar al frontón….la pelota de la pregunta rebotaba en la pared y te era devuelta sin mucho resultado.
Segundos después, cuando las obligadas pausas hicieron acto de presencia…. su mente volvió al mundo actual.
– Discúlpame por favor, cuando llegué, me puse un rato la televisión y me ha enganchado lo que decían.
En cierto modo, tampoco eran tan extraño, tu también tenías tus predilecciones y decidiste restar importancia ese hecho.
Los días se sucedían, y esa escena de sobremesa se repetía una y otra vez….para compensarlo, lo que quedaba de jornada, era a tu libre elección pero el cansancio ya hacia mella en ambos y el
tiempo se limitaba sobremanera.
Tu cónyuge, paulatinamente comenzaba a nombrarte personas que no habías escuchado jamás…..desconocías que tu mujer tuviera tantos conocidos y ninguno de ellos sabías de su procedencia.
Pronto descubriste que, esa multitud de personas que por obra y gracia del espíritu santo, conocía tu mujer, extendían sus garras haciendo que su círculo de amistades fuera enorme; te resultaba curioso
que la gran mayoría de esas amistades pertenecieran al género femenino. Te intrigaba saber de quien se trataba, ponerles cara ya que, al parecer gozaban de una vida cargada de sorpresas.
Por otra parte, el colectivo del cual formabas parte, vagaba entre la ignorancia y la indiferencia; algo se te escapaba….pasabais prácticamente todo el día juntos y sin embargo, desconocías del paradero del misterio.
Debido a tu trabajo, en ocasiones tenías que viajar a otras ciudades del mismo país; eran viajes poco apetecibles pero por el contrario te permitían estar en casa en el mismo día.
La sorpresa que te llevaste fue mayúscula; comprobaste como personas que no conocías, conocían gente que tu mujer conocía…..el trabalenguas estaba servido; cuanto menos te resultaba curioso que, el globo de la amistad, hubiera sido capaz de abarcar tanto en tan poco tiempo.
Aprovechando que una reunión que tenías programada, tuvo que aplazarse, aprovechaste para regresar temprano a tu localidad y regalarte un cambio de imagen; tenías el pelaje muy frondoso y precisaba de varios golpes de tijera.
Mientras esperabas tu turno pacientemente, giraste la cabeza a un lado, y comprobaste como, el último grito en personas copaban portadas y páginas de revistas y periódicos. Llamaste a la puerta de la ignorancia, y al otro lado estaba la moda; no encontrabas nexo alguno, puesto que la información tampoco era muy relevante…quizás la curiosidad estaba superando la indiferencia. Tal vez, en ese caso el azar ganó a tu meticulosidad.
De vuelta a casa, a las puertas del fin de semana, tu mente no dejaba de idear actividades para
realizar con tu pareja; querías llegar lo más rápido posible y explicarle todas tus ocurrencias para
huír temporalmente de la monotonía del extraradio.
– Ya estoy en casa!!!!, bufff pensaba que no terminaba nunca la semana- dijiste al cruzar la puerta con la voz visiblemente agotada.

Hablaste más por educación que por buscar una respuesta a tu saludo, ya que, desde la sala de estar, lejos de oir una reconocible voz para ti, escuchabas ruído….tenías la sensación de que, alguien trataba de encadenar palabras y frases pero su objetivo resultaba efímero; te adentraste en lo más asemejado a la cueva de los horrores y mientras tu esposa yacía estirada sobre el sofá , una pelea de gallos, se producía unos metros más adelante.
No entendías ni una palabra….por el contrario, tu atenta mujer, parecía tener el oído perfectamente acostumbrado, asintiendo con la cabeza y despotricando en voz baja como si fuera parte implicada en el embrollo.
Dos personas amenizaban la tarde-noche del viernes, desgañitándose y tratando de erigirse en lo conocido como “ contra más alto hablas, más razón tienes”.
El estómago comenzaba atenciones alimenticias, sin terminar de comprender el porque de tanta algarabía, te dirigiste a la cocina en busca de algo para soliviantar tu apetito; había horas por delante para explicarle a tu mujer lo que tenías pensado para los próximos dos días.
Momento después, acudió a donde te encontrabas y con enorme estupefacción, te resumió lo acontecido.
– La que se ha liado por nada, pensaba que se iban a matar- exclamó. – Mañana dicen que van a continuar con la discusión- concluyó.
En ese momento, te imaginaste una luz roja sobre tu cabeza, se disparó la señal de alarma tras ese comentario. Generalmente, tu cónyuge, no decía las cosas por decir…. temías que un apacible fin de semana campestre, quisiera ser cambiado por un combate para poder descifrar un jeroglífico oral.
– Tenía una cosa que decirte para hacer este fin de semana, haber que te parece- dijiste con una mínima esperanza en tu rostro.
– Ohhh lo siento cariño, pero por la mañana le dije a mi hermana que iría a visitarla y por la tarde me gustaría ver el desenlace de todo- respondió.
De un plumazo todas tus esperanzas quedaron echas añicos, unos desconocidos intrusos te estaban comiendo el terreno conyugal.

Por aquella época, todavía se tenía la posibilidad de posponer para más adelante lo que no era posible presenciar en el momento….pero nada mejor que el rabioso directo y así conocer de primera mano cualquier cosa que se debatiera.
– Vamos por favor, no pongas esa cara, tenemos todo el Domingo para ir a donde queramos-.
Escasa recompensa máxime cuando durante los 5 días atrás, tomaron ya por costumbre invadir tu espacio. No obstante, no solo te resignaste a ello, sino que estabas decidido a compartir con ella, las drásticas decisiones que pudieran dilucidarse.
Al día siguiente por la tarde y mientras una tormenta se avecinaba en el horizonte, te disponías a compartir con tu mujer del sexto día vespertino.
– Parece que va a llover, suerte que no nos hemos ido porque habríamos terminado calados hasta las orejas- dijo tu mujer señalando a través de la ventana.
– Si…..menuda suerte- respondiste en un tono más resignado.
Eran tiempos en los que todavía la gente iba en masa a los cines o en su defecto se alquilaba una película en los, por entonces, actuales videoclubs. Aún así, tu esposa, se erigió en el gran dictador y marcó las pautas de esa tarde.
Cervezas, patatas fritas y una serie de surtido de embutidos…..todo estaba minuciosamente preparado para dar comienzo los juegos del hambre.
Tan solo faltaba un pequeño detalle, el cual, en un principio se te pasó por alto, pero que, poco después formaría parte de tu temporal estancia en el sofá…… una enorme almohada la cual atusaste con esmero para tu comodidad en el caso que te venciera el sueño en medio de una previsible
algarabía.
Instantes después y tras oír una música de suspense propia de las películas de Alfred Hitckook, una serie de personas fueron apareciendo como si fuera una pasarela de modelos; un total de 5 personas con sus correspondientes 5 butacas y en medio un maestro de ceremonias que mostraba una gran
sonrisa de anuncio.
Tu mujer, se perdía entre buenos y malos, por contra, tu te confundías entre tanta ignorancia girando repetidas veces la mirada hacia la almohada en busca de una respuesta a tanta felicidad.
Una vez, se sentaron todos, los inicios fueron de lo más plácidos….no revestía gran misterio que 6 personas debatieran amistosamente.
Sin embargo, no demoró demasiado tiempo que el león rugiera y los cachorros respondieran cada cual a su modo y con su tono.
No lograbas entender como, si ton ni son, el volumen iba en aumento por momentos….tenías la sensación que se estaba jugando al tiro al plato pero sin ésto último.
Tus ojos se empezaban a cerrar lentamente, la sinfonía oral unido a la desinformación que poseías hacía que Morfeo, abriera sus brazos para acogerte en su regazo.
Tu pareja ni se percató del detalle, su absentismo hizo que tu sueño, pasara a un segundo plano.
Yacías plácidamente gozando de una siesta reparadora mientras de fondo el director de orquesta dirigía con maestría a sus lacayos.
Horas más tarde, navegando en la travesía del descanso, tus ojos despertaron de su letargo…la primera visión que obtuviste, fue el oscuro cielo…la noche se cernió dando lugar a un reguero de
paz callejera.
Tus oídos despertaron con la misma melodía de horas atrás….exceptuando del cielo, nada más había variado durante ese lapso de tiempo.
– Parece ser que algunos no tienen casa- dijiste con sorna.
Todos perfectamente alineados como fichas de dominó….así los dejaste y así seguían; tal vez el único hecho destacable fue que el sonido era más bajo…..las cuerdas vocales tienen un límite pensaste.
Poco más iba a durar la función….el número entre leones y domador tocaba a su fin para satisfacción tuya. Esa actuación, corrió como la pólvora….las bocas femeninas, se hicieron eco de lo ocurrido; mientras tanto la parte masculina, vagaba inoperante ante la caída libre del pequeño ruiseñor.
Pronto descubriste que lo visto el sábado y los cuchicheos féminos, guardaban una estrecha relación….tu mujer ni los conocía ni se los había inventado….pero la unión era evidente.
El pequeño invasor, fue devorando y alimentándose del tiempo libre hasta convertirse en gigante….las escenas de matrimonio, comenzaban a copar los desayunos y paulatinamente, fue
asomando la nariz en horario nocturno; como una enciclopedia, la película de terror la estaban
presentando en fascículos, creando personajes a cual más pintoresco para hacer la trama más verídica.
Otra gran bola de horror se aproximaba por el extremo opuesto…la sangre se estaba oliendo y nadie quería quedarse sin su ración; nuevas hienas se disponían a prestar ayuda a sus predecesoras…..donde no llegaba una, la otra estaría agazapada esperando el momento oportuno.
Por separado, eran insuperables, pero juntos formaban un tándem invencible…el tiempo de asueto cada vez era menos tedioso…una de las dos partes, siempre estaba para copar acompañar los desayunos, meriendas o cenas; difícil desprenderse de ello, al igual que un boomerang, siempre volvía y con más fuerza que la anterior.
Las bandas sonoras, aún siendo distintas, continuaban aterrando,; los personajes, entraban y salían como de la estación de metro…cada cual con una atemorizante historia que contar….el virus fue tal que se propagó hasta hipnotizar a sus fieles con el péndulo de la salvación.
Por tu parte, ya habías echo de ese ritual, una rutina diaria…te habías echo a la idea de ser el invitado de honor en tu propia casa durante varias horas al día; por otro lado, tu pareja, había convertido en una feligresa más la cual esperaba al gran gurú salvador para recibir el sermón diario-
Muchos de los hombres que se encontraban en tu misma situación, encontraron en un pequeño pero acogedor bar su centro neurálgico para amotinarse contra lo que llamaban ellos, una plaga; infinidad de ideas a cada cual más descabellada pata tumbar al gigante….pero era demasiado tarde; imposible tumbar uno…impensable hacer caer dos.
El monstruo engullía y escupía siervos a una velocidad vertiginosa; entre el hermano mayor y el pequeño, se pasaban a los monaguillos como si fueran pelotas de goma…mientras, la fiel parroquia, ocultaba sus miserias entre semejante juego de ida y vuelta.

El mundo continuaba girando, las nuevas tecnologías pedían paso….pero el chicle continuaba estirándose y no tenía visos de romperse; no solo no se rompía, sino que dio una vuelta más de tuerca, y añadió un punto más de tragicomedia.
Una casa echa comuna….tan sencillo como efectivo; esta vez si, la curiosidad pudo contigo, una convivencia grupal que sorprendió a propios y extraños, y el cual sirvió para, en el caso que hubiera algún resquicio de tiempo muerto, las charlas en masa taparan tan burdo agujero.
A pesar de ser algo sumamente divertido y novedoso, no tardaste en percatarte que detrás de todo aquello, había algo escondido en la penumbra.
– Ostras!!! , esto parece una ecuación…han cambiado el 5 por el 12… solo queda despejar la X para obtener el resultado- le dijiste a tú mujer en un tono sarcástico.
Con una habilidad pasmosa, el gigante invadía a diario tu casa y la de infinidad de semejantes; si por lo que fuere, no acudía a la invitación, las abejas iban en busca de su reina. Por otro lado, el eterno segundón, seguía los mismos pasos….sin embargo no se conformaba con ser el segundo plato
aun siendo los restos muy apetecibles; quería su bocado de primera mano, pero el demonio vestido de azul no se lo iba a poner tan fácil.
Ajenos al cuento de hadas , rodeado de príncipes , princesas , salvadores y salvados….siempre te encontrabas esporádicamente con un reducido grupo de personas que, como las hormigas, se dedicaban a sus labores; sin prisa pero sin pausa…solo unos pocos veían el esfuerzo y otro muchos
directamente no lo veían.
Segundas partes nunca fueron buenas, pero el azote masculino, sabía muy bien como jugar sus cartas….fue poniendo sobre la mesa todas las partes necesarias ….mientras la comunidad zombie acudiera fiel a la llamada y esperaran la aparición divina del santo grial, la función podía continuar.
El aprendiz de gigante, tenía que reinventarse para no quedar fuera de combate. Mientras que la
parte contraria, únicamente tenía que cambiar el maquillaje pero manteniendo la originalidad.
Habiéndose asegurado ya la hipnosis total, el voraz depredador, quiso más….se volvió excéntrico, aficionado a lo prohibido , comenzando a propagar bulos y falsos rumores; el aventajado alumno, copió rápidamente la idea…la horda de zombies, se debatía entre el diablo azulado, o el monstruo coloreado.
La gente de a pie, podía felizmente opinar desde cualquier rincón, como si estuvieran en las propias entrañas de la bestia; 12 son muchos, 5 son pocos …y con 8 basta; el cuento de hadas con su princesa a la cabeza, se mezclaba con el ojo que todo lo ve. El toque de dramatismo, era la única pieza que faltaba para que, el devorador de horas, completara su gran obra maestra…sonidos melancólicos y lágrimas de congoja…cocktail perfecto para asegurarse poseer la fama de alma caritativa. El audaz aprendiz, tomaba prestados los movimientos de su profesor, pero éste siempre
daba la sensación de estar un eslabón por encima. El agigantado ser supremo, hizo saltar la banca por los aires, marcando su territorio y harto de que le estuvieran pisando los talones, demostró quien mandaba en el gallinero.
El tiempo pasaba a una velocidad de vértigo y mientras uno quería rebasar al maestro, el otro, lejos de dejarse sobrepasar continuaba renovándose….la gallina de los huevos de oro eran tan suculenta, que no podía permitirse el lujo de desatenderla.
Desconocidos formaban parte de tu vida diaria…la tuya y la de muchos otros…solo te quedaba el consuelo de esa minoría que avanzaba sin hacer ruido hacia su particular meta.
Después del trabajo, una merecida siesta para reponer fuerzas, mientras las monjas sin hábito, se reunían diariamente con sus sacerdotes sin sotana.
En tu subconsciente, esperabas que el factor sorpresa fuera en tu busca, y al despertar, no hubiera gigantes, ni aprendices….pensabas como contrarrestar tanta esclavitud, el antídoto a un veneno que se extendió hasta cotas insospechadas; horas más tarde, despertaste presa del apetito y con gran congoja y encogiéndote de hombros comprobaste que el techo de la Anaconda, no tenía fin.

Como siempre hay un roto para un descosido, en medio de tanto desmenuzamiento gratuito, otra
bestia planeaba sobre el horizonte más próximo…un monstruo erigido en fetichista; vestido de
cuero y una serie de esclavos a sus pies entraba dispuesto a devorar todo cuanto se encontrara en su camino.
Sus apariciones eran esporádicas, sin embargo, su poder era tal, que el diablo azulado, no tenía argumentos para contrarrestar sus efectos.
La algarabía por momentos doblaba la rodilla, se postraba a los pies del recién llegado, aunque sus apariciones fueran mínimas; tal era su impacto, que con contadas puestas en escena, tenía suficiente para ir creando su reinado.
Aun presentándose como el azote rosa, era muy amante de la fauna y toda clase de animales acogía en su regazo; así pues, bichos, tigres, panteras, piojos, pulgas, monos y burros…..todos ellos sumados a un enorme elenco animal, formaban parte de su harén.
Esa delicadeza, caló profundamente en el sentimiento masculino…ante semejante paisaje animal, el colectivo más rudo, quería ejercer de cuidadores aunque solo fuera a tiempo parcial y pocas horas.
El pastel, estaba dividido en tres partes….por un lado, el perfecto maestro de la batuta azul, por otra parte, el aprendiz siguiendo los pasos que su guía le mostraba…por último, el nuevo huésped; una
lucha encarnizada por llevarse el botín… nadie se iba conformar con migajas.
Paulatinamente, las reuniones en los bares eran más frecuentes, de vez en cuando se dejaba ver a alguna osada fémina para conocer de primera mano al recién llegado…muchas cayeron en el primer asalto y tan solo unas pocas, aguantaron estóicamente las embestidas.
Esas, inicialmente reuniones clandestinas, poco a poco necesitaban de más tiempo….el monstruo de las garras de cuero, extendía su tela de araña y estaba dispuesto a traspasar todas las fronteras habidas y por haber.
Por otro lado, el director de orquesta, continuaba componiendo sus sinfonías….el discípulo, estaba cada vez más cerca de su mentor, pero el terremoto era de tal magnitud, que se veían obligados a frenar su escalada depredadora para congoja de la parroquia más devota.
Ambos, decidieron unir sus fuerzas contra el invasor…pero su traje de cuero, era una losa demasiado pesada; por si la red presentara algún resquicio, el novedoso inquilino, tenía un as bien guardado bajo la manga…lo tenía todo bien estudiado para evitar que su presencia fuera en vano; dejó escapar a su libre albedrío al rey y al príncipe del mundo animal….bichos y pulgas…. David contra Goliath…juntos o por separado, pero ambos estaban perfectamente entrenados para dejar sin capacidad de reacción a quien los viera. La princesa, bien secundada por sus allegados, se veía impotente ante un bicho perfectamente cubierto por el rey.
A cada golpe que asestaban los coloridos colosos, eran rápidamente contrarrestados por el látigo del verde cuero.
Una ventaja tenían los dos primeros contra el tercero….llevaban más tiempo incrustados y tenían su clientela fija….sin embargo, el poder de uno, era diametralmente opuesto al visible estancamiento de los otros.
Cada cierto tiempo, el último gran jefe, daba muestras de su enorme potencial y se multiplicaba apareciendo en cualquier rincón…su avaricia no tenía fin; quería demostrar al mundo entero que era el quien mandaba….el lapso era corto, pero lo suficiente como para lanzar un mensaje a sus más
directos rivales.
Mientras tanto, la enorme minoría de hormiguitas, seguían trabajando sin aspirar a nada más que a su satisfacción personal….observaban con detenimiento todo lo que ocurría…pequeños gigantes que decidieron quedarse bajarse del tren al ver como el globo de la farsa iba en aumento. El peaje a pagar era caro, pero decidieron labrarse su camino aun teniéndolo todo de cara para formar parte de la fauna animal.
Las estrategias tanto de uno como de otros, estaban perfectamente definidas….solo quedaba dilucidar quién saldría ganador por puntos a semejante batalla campal.
El titiritero movía las marionetas a su antojo para goce y disfrute de parroquianos y esclavos respectivamente; nadie reparaba en que la gran esfera continuaba en movimiento…los problemas principescos y sus secuaces, así como del mundo animal, pesaban más que cualquier catástrofe humanitaria.
Brotes de sabiduría emanaban de Caín y Abel los cuales iban cogidos de la mano para derrocar a su adversario…las diferencias entre ambos seguían latentes pero el frente común los obligó a crear un binomio para no quedar borrados de un plumazo. La lágrima fácil, era un recurso habitual cuando el repertorio se agotaba….con la música de melancolía adecuada, se aseguraba un punto ganador mientras el poderoso gigantón, no despertara de su letargo; pero su despertar era cada vez más letal….hasta el punto que, harto de tanto cuento, envió a sus dos mejores soldados a dirimir una batalla jamás vista hasta entonces. Estaba dispuesto a que la princesa con sus respectivos secuaces, abandonaran el castillo y no escatimó esfuerzos en ello.
Durante varios días, el ojo del huracán se centró en dos representaciones perfectas….los habitantes del castillo tuvieron menos repercusión…el ojo que todo lo ve, se empezaba a cerrar por momentos…el aguerrido hermano pequeño, era incapaz de proteger a su guía. La guerra, parecía estar claramente decantada a favor de Lucifer vestido de cuero. Por primera vez, los coloridos depredadores, empezaban a mostrar sus debilidades, estaban en camino de bajar al mundo terrenal…probaron de su propia medicina y tan solo les quedaba quemar el último cartucho para evitar la hecatombe.
Se negaba a utilizar la última nave y por consiguiente admitir que, en gran medida, salió derrotado y sus influencias eran cada vez menores mientras las de tu contrincante aumentaban semanalmente.
El colectivo masculino, ajeno a las disputas de los peces gordos, ejercían de voyeurs ante el espectáculo fetichista disfrazado de cuero.
Los colosos de colores, no tuvieron más remedio que quedarse con la cruz de la moneda y a fin de evitar su extinción, se unieron a su más acérrimo enemigo. Este último aceptó la asociación, no obstante sentó muy bien las bases del acuerdo y puso claras sus normas para armonía de unos y
otros.
Era inviable juntar fuego con gasolina, así que la separación acordada, era la mejor opción posible ante las reticencias de unos y la imposición del mandamás.
El castillo en medio de una isla seguiría abierto, sus sinfonías continuarían sonando, princesas, lacayos y mediadores, proseguían en escena, la parroquia principesca seguiría fiel a su cita con el veneno; por otra parte, bichos, pulgas, monos, y demás fauna animal, podían proseguir adorando a
su particular fetiche bajo la atenta mirada de infinidad de mirones los cuales, acudían raudos a la llamada de su gran Dios. Mientras tanto, el ejército de laboriosas hormigas, tenían la misión de narrar su particular punto de vista ante tal cúmulo de seísmos mundiales.
Y ajeno a todo ello, se encontraba la gran esfera, la cual se empeñaba en seguir girando y no iba a parar por más diferencias que tuvieran el castillo y el cuero…..a fin de cuentas, quien realmente mandaba en todo aquello, era la enorme pelota espacial.
Todos quedaron contentos, había pastel suficiente para repetir cuantas veces se quisiera…..tanto la hornada de zombies como de esclavos, eran cada vez menos; Aun así, el telón volvía a abrirse, las luces alumbraban de nuevo…..la función podía continuar.

Jankko

Marc Domínguez

Comentarios

Manu
02/07/2019 a las 13:37

Muy interesante y bien escrito, espero que sigas publicando más artículos.



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