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Telaraña de mentiras ( 1ª parte )

02/05/2020

No le voy a decir que disfrute de su estancia ya que, en una cárcel no hay cabida para esa palabra.
Sabe? Va a pasar mucho tiempo con nosotros, así que le aconsejo que evite los problemas…aquí ya hay muchos gallos y por su bien le diré que no estaría bien visto que un recién llegado quisiera convertirse en el gallo por excelencia…..lo ha entendido recluso 07342?
Aquella muestra de “ bienvenida” por parte del alcaide, no hizo otra cosa que alimentar tus miedos…en cuestión de semanas, tu vida pasó de la normalidad más absoluta a estar en deuda con la sociedad y ahora te tocaba pagar por ello. Aún así, asentiste con la cabeza mirando a aquel hombre en señal de entendimiento a sus palabras.
Te cambiaron todos tus recuerdos por un vestimenta de color naranja en la cual tan solo se podía distinguir un número. Tu vida a partir de ese momento se limitaba a un espacio de apenas 10 metros
cuadrados y 5 cifras pegadas a la solapa de tu chaqueta.
Acompañado por dos personas, te llevaron a tu nuevo hogar……lo que había a tu alrededor, era poco menos que una manada de lobos deseando dar su particular bienvenida al nuevo huésped.
Tu nueva casa era fría, húmeda…la sensación de soledad se incrementaba por momentos; la suciedad saltaba a la vista por lo que consideraste que el suelo era la mejor opción por el momento.
Cerraste los ojos tratando de olvidar por unas horas esa pesadilla en la que te encontrabas inmerso…..una pesadilla que todo apuntaba a no tener fin.

– No me esperes para comer, tengo una reunión con un cliente muy importante y llegaré tarde -.
Como cada día, debías cumplir con las obligaciones propias del director de la mayor sucursal bancaria de la ciudad; pero ese día era distinto, tenías la posibilidad de cerrar un negocio el cual, te reportaría unos importantes ingresos, aparte de la repercusión nacional que ello conllevaría.

Desde tu ámplio despacho, esperabas la visita más ansiada de los últimos meses; una llamada alertó de su llegada.
Pasados unos minutos, la puerta del despacho se abrió para dejar paso a una mujer la cual por su indumentaria, se advertía que se trataba de alguien sumamente sofisticada. Por un momento te quedaste perplejo, necesitabas unos segundos para que tu mente reaccionara.
Ese pequeño espacio de tiempo, dio paso a las presentaciones de rigor.

– Buenos días, es un placer que me haya podido recibir teniendo en cuenta su apretada agenda- decía con una sonrisa en su rostro mientras te tendía la mano.

– No se preocupe, el placer es mío, aunque he de reconocer que no la esperaba a usted- .
– Ruego disculpe a mi socio, le ha surgido un imprevisto de última hora y me ha pedido si podía venir. Estoy al tanto de todas sus negociaciones y no me cabe duda  de que podremos llegar a un acuerdo muy beneficioso para ambas partes-.
Como buen anfitrión, le ofreciste gentilmente que tomara asiento entretanto pedías a tu secretaria que trajera dos tazas de café.
Una vez habiéndose hechas las presentaciones y con sendas bebidas en la mesa, era el turno de entrar en materia.
Por lo que podías intuir según las explicaciones de aquella mujer, el resultado ciertamente podría ser muy fructífero para tus intereses; un proyecto ambicioso, pero bien ejecutado, te permitiría alcanzar la punta del iceberg que tanto tiempo llevabas esperando. No obstante, había una parte del negocio que no veías con tan buenos ojos.
– Verá, le seré franca, el proyecto que tenemos entre manos está basado en la fabricación y posterior venta de armas y ahí es precisamente donde entra en juego usted y la entidad bancaria. Nos prestaría el capital para comenzar a importar el material, y nosotros nos encargaríamos de fabricarlas y
exportarlas a nivel mundial.
El semblante de duda que reflejaba tu rostro, fue rápidamente tapado con muestras de serenidad.
– Se lo que está pensando, un negocio así a simple vista no invita mucho al optimismo, pero créame que es todo absolutamente legal. Disponemos de todas las documentaciones y permisos necesarios para llevarlo a cabo, puede verlos cuando usted quiera.
Tras unos minutos valorando los pros y los contras, recogiste el guante y mostraste tu apoyo a tal negocio. Un nuevo apretón de manos, refrendó más si cabe el acuerdo entre ambas partes.
– Le prometo que no se arrepentirá, en pocos meses los beneficios obtenidos serán notablemente superiores a lo que haya imaginado-.
Antes de abandonar el despacho, aquella mujer tenía una última petición que hacerte.
– No quisiera parecer indiscreta pero…… si no le importa, nos sentiríamos más tranquilos cerrando este negocio en su domicilio. Lo podríamos hacer en nuestra casa pero ahora mismo está de reformas y no sería el lugar adecuado.
Dudaste por un instante, no le encontrabas sentido a estampar unas firmas en tu casa cuando perfectamente se podría hacer en el banco. Aún así, el signo del dólar rondaba por tu cabeza y accediste a formalizarlo todo en tu casa.
Tu rostro irradiaba una felicidad suprema, pese a los inconvenientes, estabas a punto de tocar la cúspide y no ibas a dejar que nada ni nadie se interpusiera en ello.
Al llegar de nuevo a tu hogar, fuiste corriendo a explicarle a tu mujer la buena noticia… tal era la muestra de alegría, que difícilmente se podía esconder. Tu esposa, se sentía orgullosa de tus logros, pero te planteó una cuestión la cual te cogió de improvisto.
– De que se trata ese negocio? Debe de ser muy bueno, hacía mucho tiempo que no te veía así-.
– Pues…..verás….-.
Necesitabas unos segundos para planear un negocio ficticio a tus ojos pero real a los suyos.
– Se trata de unos empresarios que quieren abrir unos restaurantes y han depositado toda su confianza en nosotros-.
Creíble o no, fue la primera respuesta que tu mente había maquinado,; no soportabas la idea de engañar a tu mujer pero no te atrevías a contarle la verdad.
Por una parte, no cabías en ti de gozo, pero por otro lado te sentías sucio,….estabas mintiendo a la persona más importante para ti y por la cual lo darías todo.
Todo parecía encajar en el raciocinio de tu mujer, sin embargo, había algo que la tenía bastante intrigada. El echo de que una extraña quisiera atar un negocio en su casa y no en otro lugar más idóneo, la tenía un tanto inquieta.
Por tu parte, trataste de quitar hierro al asunto ya que, aún pareciendo extraño, que mejor modo de cerrar un proyecto de tal calibre con una copa de vino y brindando por los éxitos venideros.
– Ya sé que parece raro, pero créeme que asegurarnos un cliente de tal magnitud bien se merece una relación más amistosa. En un principio quise hacerlo en la oficina, pero resultaría un poco frío…aparte, su casa está en obras y por eso se hará aquí- .
Tu cónyuge, únicamente se limitaba a coger una lata de cerveza de la nevera para combatir el sofocante calor; antepuso tu felicidad del momento a su desconfianza para con aquellos nuevos “ socios ”.
A pesar de ello, tu vida, no se alteró un ápice….sabías que solo era cuestión de tiempo que tu poder adquisitivo subiera como la espuma y de paso, tener la posibilidad de codearte con las altas esferas gubernamentales.
Te estabas preparando para disfrutar de un largo fin de semana junto a tu mujer, cuando una llamada telefónica interrumpió todos tus planes.
Al otro lado de la línea, tu futura socia, trataba de disculparse por la demora en contactar contigo.
– Buenas tardes, antes de nada quisiera pedirle disculpas por la tardanza de la llamada pero hemos tenido que resolver varios asuntos y nos ha sido imposible hablar con usted-.
– No, no se preocupe, si le digo la verdad estaba ansioso por su llamada pero no quiero interferir en sus otros negocios.
Habías planeado una escapada de fin de semana con tu esposa pero, todos esos planes se fueron al traste en unos pocos minutos.

– Verá- prosiguió la mujer, – El caso es que, a principios de la próxima semana estaremos fuera con otro cliente y desde el Gobierno nos piden cerrar el acuerdo antes del Jueves de la semana próxima.
Tenías una ligera idea de lo que te quería proponer pero aún así, querías que te corroborara tus “ sospechas ”.
– Qué me propone entonces? –
– Créame que lamentamos mucho causarle tantas molestias con este asunto y por trastocarle sus planes pero…. le importaría si nos vemos mañana por la noche para cerrar el trato?-.
Vacilaste durante un instante, por una parte no tenías inconveniente, pero por otro lado, no te apetecía mucho ver a tu mujer disfrazada de león esperando a su presa; después de 6 años de matrimonio, tus tímpanos aún no estaban preparados para ello.
– Por mi no hay problema, pero, sin ánimo de ofender ya sabe cómo son las mujeres cuando le cambian los planes-, decías entre carcajadas. – Tome nota de la dirección de mi casa por favor, ya me las ingeniaré de un modo u otro-.
Como si de una olla exprés se tratara, la noticia de tener unos invitados tan particulares al día siguiente, fue recibido con indiferencia….pero pasados unos minutos, la olla se destapó, mostrando su desacuerdo con aquel encuentro.
– Teníamos planeada esta escapada desde hace días y ahora me vienes con estas? Sabes que desde un principio, no me hizo ni pizca de gracia tus asuntos con esta gente, pero que más te da no? A veces tengo la sensación que te imparta más el jodido dinero que yo- concluyó visiblemente
enfadada.
– Cariño, pero es que….- tratabas de aplacar su ira por todos los medios, pero la tarea era harto complicada.
– No me vengas con excusas ahora, si tan importante es para ti, mañana mostraré una perfecta sonrisa de azafata de vuelo para que puedas asegurarte más si cabe lo que quieres….pero después de eso, tendremos una pequeña charla tú y yo-.
En tu garganta no había cabida para toda la saliva que querías tragar; si aparte de toda aquella situación, saliera a la luz el verdadero entramado, el seísmo en el que se vería sumido tu matrimonio provocaría una grieta que cortaría de raíz esa unión.
La tensión afloraba entre ambos; por un lado tu mujer, esperaba el envite final…por otro lado en tú cabeza comenzaban a aparecer los tentáculos de la mentira…comenzaste a hinchar el globo de la falsedad y era demasiado tarde ponerle freno.
Esa misma noche y en un ambiente doméstico bastante enrarecido, el timbre de la puerta resonó con fuerza en dos ocasiones. Ambos, os mirasteis sin hacer preguntas, uno sabía de su mentira y la parte contraria presentía una verdad escondida. Daba la impresión que aquello era un examen final
y estabas preparado para afrontar la evaluación final.
Antes de abrir la puerta, te colocaste bien la corbata, pasándote la mano por la cabeza tratando de mejorar un ya de por si, inmaculada imágen.
– Buenas noches, me alegro de volver a verla- espetabas mientras tendías la mano derecha- .
Giraste un poco la mirada, deduciendo rápidamente que ante ti, por fin estaba tu particular gurú en semejante negocio.
– Usted debe ser…-
No te dieron tiempo a terminar la pregunta, interrumpiendo tu cuestión.
– En efecto, es un placer para mi también poder conocerle; lamentamos las molestias que hayamos podido causarle pero no se nos ocurrió un lugar más adecuado. Le presento nuevamente mis disculpas- agregó.
– No se preocupe por ello de verdad, pero….por favor pasen no se queden en la puerta-.
Acompañaste a tus futuros socios la sala de estar donde estaba tu mujer terminando de preparar la mesa; su cara de pocos amigos quedaba disimulada por una sonrisa un tanto forzada y un saludo
abstente escueto.
– Buenas noches, es un placer conocerles-.
Con esas palabras, terminó su aparición; el primer acto de su particular obra de teatro fue bastante corto.

Momentos antes de que la cena estuviera lista, varias copas de whisky servían para amenizar la velada transformándolo todo en un ambiente más distendido…..para todos excepto para una persona la cual, desde la cocina, reprimía la caja de los truenos.
Tuviste un momento el cual aprovechaste para desenmascarar la realidad de tu casa haciendo cómplices a tus “ colegas”.
– Le he de pedir un favor-.
– Por supuesto, que ocurre? – preguntó intrigado.
– Mi mujer no sabe nada al respecto, le tuve que contar que se dedican a la restauración y que venían a cerrar la construcción de una serie de franquicias.
Unos instantes de silencio y miradas entre los tres implicados, dieron paso al beneplácito de los invitados.
– Naturalmente, faltaría más, entiendo que un negocio así sea visto con escepticismo aún siendo del todo legal-.
Una vez matizado ese detalle y mientras una suculenta cena se servía acompañado de una fría botella de vino, las muestras de cordialidad se sucedían, evidenciando lo que iba a ser una próspera
unión laboral.
El postre iba a ser el colofón final a unos exquisitos manjares que dejaron satisfechos tanto a anfitriones como invitados.
– Realmente delicioso, si no la conociera pensaría que es usted una cocinera profesional- asintió la mujer mientras se apoyaba la mano en la barriga.
La mirada de la anfitriona, no permitía muchos halagos…aparentaba tranquilidad absoluta, pero su interior era como una frágil torre de papel a punto de desmoronarse presa del enfado.
Únicamente faltaba una cosa para culminar una estupenda velada, y así te lo hicieron saber con una cómplice mirada.
– Aquí traigo todos los documentos necesarios… puede leerlos tranquilamente antes de la rúbrica para que vea que el riesgo es del 0%-.

Detenidamente leías hoja por hoja lo que allí había expuesto…ciertamente no observabas nada que te llevara a la duda; sellos correspondientes al Gobierno, firmas de alcaldes, secretarios y hasta el mismísimo presidente.
Una vez habiéndote “ estudiado” toda la documentación, llegó la hora de mover brevemente tu inseparable pluma estilográfica.
– Me indica por favor donde le firmo?- preguntaste
Con el dedo índice te señalaron el lugar exacto en el cual tu firma quedaría reflejada.
Tu mujer, se giró sobre si misma y dedicó nuevamente una mirada que sería capaz de cortar a quien se pusiera por delante.
Tras estampar tu firma, un apretón de manos, primero a el y después a ella, certificó la participación en un proyecto que, a pesar de las reticencias iniciales, podía ser de una magnitud descomunal.
A medida que pasaban los días, el molde que querías construir, iba cogiendo forma…. tan sólo quedaban ultimar unos pequeños detalles para que definitivamente pudieras ponerlo en marcha.
Una enorme cantidad económica, te fue solicitada para poder comenzar con la importación del producto; el hecho de ser el gran gurú de la sucursal donde trabajabas, te allanó de sobremanera el camino. Pocos días después, disponías de la cifra acordada; dado lo escabroso del asunto, todos
absolutamente todos debían estar informados …. puertos, aeropuertos, aduanas,…todo estaba estudiado para que no hubiera ningún problema.
Tras ingresar el dinero que previamente ya se había pactado, y después de varias semanas sin recibir respuesta alguna, quisiste indagar preguntando a tus socios por si había surgido algún tipo de imprevisto.
Unos pocos segundos con el teléfono pegado en la oreja no te resolvieron nada; tan solo se podía escuchar la señal de llamada…nadie respondió al otro lado de la línea.
Las llamadas se repetían a lo largo del día, no estabas intranquilo pero si ansioso por conocer de los avances realizados…el resultado fue idéntico, aguardando en vano una voz que se erigiera en tu
informador/a.

Marc Domínguez

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