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Porqué papá ? ( 3ª parte ) – Final

 

25/04/2021

Sacaste del bolso, un paquete de kleenex, a fin de secar unos ojos que no cesaba de derramar lágrimas ; mientras tanto, proseguías en aquel ejercicio de sinceridad , relatando que años atrás, fuiste un prodigio mental, pero por el contrario, optaste por auto-arrancar una parte muy importante de ti a cambio del reconocimiento social.

No te atrevías a mirar a la cara a nadie, te avergonzabas de todo,……. empezando por ti misma ; los gestos de consuelo, rebotaban una y otra vez contra el muro del dolor ; las palabras de ánimo, las convertía en mortales ataques contra tu persona ; eras sumisa de la cólera, esclava de tu propia ira.

Pese al evidente estado de ansiedad, declinabas la posibilidad de retomar esa historia al día siguiente ……. tal vez no serías capaz, y no querías dejarlo en el olvido, por lo que, tomaste aire, ese mismo aire que te asfixiaba, y la narración prosiguió con su andadura.

Nadie daba crédito a lo que estaba escuchando, la mujer más racional que conocían, tiempo atrás, antepuso las burlas a los abrazos ……. las bromas pesadas a los besos, obviando los ataques familiares a cambio de complicidad adolescente ; una complicidad de duración determinada ……. tu misma pusiste fin a esa amistad inventada, pero no solo eso, te llevaste por delante algo mucho más valioso que, tu mente y corazón se unirían para recordártelo día tras día.

A pesar de saber en tu interior que durante esa etapa no actuaste correctamente, nadie te lo recriminó ; tus nervios no aceptarían crítica alguna a sabiendas que estaban en lo cierto.

Tu marido, no reparó en el hecho de vivir presa del engaño ……… sus oídos le taponaban la mente ; su corazón, contagiado por la pena , no veía más que una niña necesitada de libertad ; saboreó las mieles de ser libre, pero sus actos tenían un precio y le tocaba pagarlo.

Sacaste  la luz, el colgante que dejó tu padre antes de morir, por fin podían ponerle cara a esa persona, finalmente, aunque fuera mediante una minúscula foto, podrían hacerse una idea de como era la fisonomía de ambos. Abrazados a su pequeña hija, parecía que tu infancia y adolescencia la pasaste entre algodones, hecho que acrecentó un peldaño más la serie de preguntas. Los allí presentes, querían investigar …….. indagar en numerosos e incomprensibles actos ; entre sollozos, solventarse tales cuestiones gracias a ese fino vocabulario que adquiriste con lo años.

Tus ojos, pedían nuevamente ser secados por lo que, sacaste el segundo paquete de pañuelo, pero esta vez, algo más salió del bolso …….. la carta que tan cuidadosamente guardaba, yacía en el suelo.

–  Mamá, se te ha caído una hoja al suelo -.

Antes de darte cuenta, tu tesoro mejor guardado, obraba en poder de las manos de tu hijo. No tuvo tiempo de leer lo que allí había escrito ……… rápidamente se lo arrebataste de sus infantiles manos. Obviamente, al comprobar la rapidez con la que se lo quitaste, la pregunta no se hizo esperar.

–  ¿ Qué era eso ? ¿ Qué ponía allí ? -.

–    Nada, nada ……. anotaciones que hice en la convención -.

Las dudas y balbuceos en tu respuesta, no terminaron de convencer demasiado, aún así, restaron importancia  ese detalle ; sus mentes y oídos estaban sumergidos en esa historia mezclada de dolor y amargura.

La narración tocaba a su fin, al mismo tiempo que la noche despertaba ; no obstante sabías que el turno de palabra bien podía proseguir ………. querían ser conocedores de los últimos flecos, los detalles más insignificantes. Por fortuna para ti, no fueron necesarias demasiadas cuestiones ; lo contaste todo punto por punto y coma por coma. La balanza del amor y el odio estaba equilibrada, pero nadie iba a decantarse hacia un lado u otro ; no iban a hacer un juicio de valores sobre lo ocurrido. Lo sucedido, fue un error adolescente del pasado, y ahora pagabas su precio ; más allá de hacer leña del árbol caído, a través de sus besos y abrazos, te expresaban su ánimo, su comprensión ……… solo tu conciencia, sería el implacable leñador que cortaría esa leña para avivar las llamas del dolor.

Finalmente pudiste ser sincera en aquella dramática situación ; la pesada losa de la verdad, se convirtió en alivio ……. paz contigo misma. No obstante, algo te carcomía por dentro, una sensación de incomodidad corría por las venas, tal vez, el paso de los días, soliviantaría esa impresión.

Tu vida, poco a poco, se re encontraba con la normalidad …….. trabajo, colegio, aficiones, todo volvía a formar parte de tu rutina diaria. La sonrisa, tomaba de nuevo contacto con tu rostro ; después de mucho tiempo, podías dormir sin sobresaltos. Aún así, recordabas la figura de tu padre a cada momento, pero la cabeza, te concedió la tregua que llevabas buscando, haciendo más llevadera esa pérdida.

EL trabajo, apenas te dejaba tiempo para disfrutar de los tuyos, con lo que decidiste abrir una consulta privada en tu propia casa …….. gozarías de un horario más flexible y podrías dedicarte a otras labores las cuales, necesitaban de tu atención.

El tiempo, consiguió taponar las heridas abiertas, sin embargo, el sentimiento de culpabilidad por tus prejuicios adolescentes,, planeaban de vez en cuando sobre tu cabeza. Tenías ya muy asimilado que lo sucedido fue un gravísimo error con fatales consecuencias, pero tu vida debía seguir el camino que habías elegido, tratando de evitar que lo sucedido años atrás, se versionara nuevamente pero con los papeles cambiados.

No obstante, no bastó con sincerarte entre tu círculo más íntimo ; querías rendirle homenaje a esa persona que, con su esfuerzo hizo de ti la persona que eras. Tal vez era un intento para aplacar un poco más tu conciencia, eliminar cualquier atisbo de suciedad interna que pudiera quedar ……….. pero te sentías en la necesidad de actuar, explicarle como te trataba la vida, aunque no pudiera oírte, sabías qu en algún lugar estaba contigo.

Dos veces al año, realizaba un viaje a tu tierra natal, únicamente para visitar a tu padre, el día de su cumpleaños y el tuyo, fueron las fechas elegidas para los desplazamientos. Por primera vez, aunque estuviera lejos de ti, lo sentías cerca ……. recordabas su mirada y sus abrazos como si te los estuviera dando en ese momento. Las flores, nuevamente marchitas, daban paso a otro precioso e inmenso ramo, en medio de una mezcla de tristeza y alegría ; pena por la situación y alegría porque podías desahogarte , contarle el pasado más reciente, el vivo presente y el prometedor futuro.

Cubierta esa importantísima cita hasta unos meses después, debías retomar tu vida, esa vida que, con la ayuda de los tuyos, proseguías sin excesivos problemas más allá de los rutinarios. El recibimiento para sorpresa tuya, no fue el esperado ; cierta sensación de resquemor se palpaba en el ambiente, ; restaste importancia a ese hecho, lo asocias a un simple mal día. Avanzaste hacia la habitación en medio de aquel silencio; tan solo el canturreo de los pájaros, se atrevían a interrumpir el mutismo que se había instalado.

Allí sentado, a pie de cama, estaba tu marido …….. cabizbajo, con las manos entrelazadas ; un frío y distante saludo, dio paso a que, por tu parte, trataras de quitar hierro a aquella situación contándole las anécdotas del viaje. Las tímidas sonrisas y escuetas respuestas en forma de monosílabos, no escondían lo enrarecido del ambiente ; esa simplicidad en las contestaciones, fueron la antesala a los reproches ……. reprimendas sobre ese pasado que escondiste durante largos años.

No sabías ni que decir ni qué hacer, estabas perpleja mientras un nuevo temporal se cernía sobre ti ; sentías qué querían volver a abrir viejas heridas ….. el expediente que creíste haber cerrado para siempre, volvió a abrirse , desconocías el porqué y con que finalidad, pero fantasmas de antaño, volvían para seguir saldando deudas.

–  ¿ Hubo algo que no nos contaste en su momento ? ¿ Fuiste sincera con nosotros ? Y lo más importante …… ¿ fuiste sincera contigo misma ? -.

Tres preguntas, tres puñales lanzados con extrema virulencia ; un túnel sin ninguna luz en el horizonte, fue el encargado de aprisionarte sin conceder poder de reacción. Por más vueltas que le dabas, no había respuesta ninguna ……. desconocías a lo que se estaba refiriendo, únicamente sentías una sensación de angustia ……. la persona que te ayudó a enterrar esa etapa de tu vida, ahora la había profanado sin motivo alguno.

Tus gestos y miradas, de notaban el enfado que corría por tus entrañas ; lejos de entrar en el juego de la rabia, corriste en busca de un refugio de soledad ……. Un corto espacio de tiempo el cual, permitiría pensar con calma y aplacar la fiera que amenazaba con despertar de su letargo. Durante un buen rato, la cocina sirvió de trinchera, escudada en su interior, retenías la cólera ; domesticado el león malherido que llevabas dentro y que estabas ansioso por clavar los colmillos buscando respuestas a aquel sin sentido.

Una vez la calma, se apoderó de tu ser, abandonaste el particular bunker, a fin de saber el motivo por el cual, había rebuscado gratuitamente en un pasado del que era totalmente innecesario escudriñar.

Segura de ti misma, con las preguntas perfectamente definidas, estabas dispuesta a poner de una vez por todas todas las caras sobre la mesa. Un breve espacio de tiempo fue suficiente para echar por tierra toda tu estrategia …….. Una simple mirada desbarató por completo tu defensa.

Las manos de tu hijo, sostenían una hoja de papel ……. reconocías sobradamente qué era aquello ; las primeras gotas de sudor, asomaban por la frente, el pulso tembloroso, revelaba la ansiedad por ver tu gran tesoro en otras manos. Esta vez, no tenías escapatoria. Después de leer lo que allí había escrito, cualquier defensa sería en vano ; fue entonces, cuando entendiste las preguntas de instantes atrás ……… ignoraba el porqué, confiaba en qué esa carta, jamás caería en otras manos, desgraciadamente no fue así, y ahora te tocaba afrontar lo que en cerraste en un cajón. Intercambios de miradas que invitaban a una explicación…….. destapar aquella mentira que un inocente niño se encargó de sacar a la luz.

Reiterada y airadamente, te pidieron que fueras tú misma quien leyera aquel texto en voz alta ; pese a haberla leído, querían oír de viva voz tu modo de relatarlo. Sabías que eso sólo era el principio, pero eras incapaz de pronunciar dos palabras seguidas. Tus ojos pedían clemencia, pero esta vez nadie te quería conceder el indulto.

Ignorabas lo que dirías o harías después …….. únicamente tenías delante a tu padre en forma de carta, el cual se vengó del pasado, derrotan a su hija en la última » batalla «.

» Querida hija:

No se si algún día podré darte yo mismo esta carta o quizás quede guardada en el baúl de los olvidos. Mediante estas líneas trato de explicar el porqué de las cosas que hice contigo, siempre rezándole a Dios que gracias a eso, tuvieras el porvenir que yo no tuve.

Cómo sabes, tu madre falleció en un terrible accidente de tráfico, tú seguramente no recuerdes nada porque eras muy pequeña. Siempre te dije que mi discapacidad en ambas piernas se debía a una enfermedad degenerativa que arrastraba de nacimiento ; no es del todo cierto. El día del accidente, un camión que transportaba vigas de madera, colisionó contra nosotros, a raíz de eso, mamá muríó en el acto ; justo en el momento que tu y yo estábamos a punto de salir del vehículo, una de las vigas caían hacia ti en picado, no pude hacer nada más que colocarme encima , dejando que mis piernas soportarán ese terrible dolor, pero a cambio tú, mi hija, tenía la oportunidad de seguir con vida.

Poco me importaba estar postrado en una silla de ruedas de forma permanente ; poder verte sonreír y corretear, me devolvía la ilusión.

A partir de entonces centré todos mis esfuerzos en ser padre y madre a la vez, ayudándote en todo para que pudieras obtener  lo que yo no te pude dar. Tal vez fui demasiado estricto en tus estudios, pero solo ansiaba verte hecha toda una mujercita, haciendo que me sintiera orgulloso de ti más si cabe aún. Lamento en lo más profundo de mi alma haber tensado la cuerda y no haber dejado a veces que tu adolescencia siguiera su curso.

Cuando entré a trabajar en el mismo centro donde estudiabas, sabía perfectamente que eso me podía traer problemas contigo, pero no fue nada con mala intención, al contrario, veía que la economía empezaba a flaquear, necesitabas material didáctico y con mi pensión no había suficiente; recuerdo que te lo traté de explicar, pero no me diste la opción de tratarlo más a fondo. Siento muchísimo si alguna vez te has sentido avergonzada de mi, delante de tus amigos, el haber sido una carga, no saber hacer las cosas bien desde el principio ……. por todo ello te pido disculpas.

Recuerdo las últimas palabras que me brindaste, se me clavaron como dos puñales en lo más hondo del corazón; pero un hijo siempre es un hijo por muchas cosas que haga o diga. Antepuse tu felicidad a mi desasosiego de entonces ; si para ser feliz debía pagar ese precio, lo acatará sin dudarlo un solo segundo.

Deseaba tanto llamarte alguna vez, hablar contigo aunque fuera solo para oír tu voz unos instantes ………. pero era consciente que aún me guardabas rencor por todo lo sucedido, así que nunca me atreví a dar el paso.

Aunque me hubieras dicho mil veces más que me odiabas, seguiría manteniendo la esperanza de que algún día volvieras a verme como la persona que más te ha querido y te quiere en el mundo. 

Cómo te dije antes, lamento no haber estado a la altura de lo que esperabas de mi, espero sepas y puedas perdonar y entenderme algún día «

Te quiere

 

Papá

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Marc Domínguez

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