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Telaraña de mentiras ( 2ª parte )

31/05/2020

 

En medio de tu desazón por desconocer los pasos seguidos y ser ajeno a los motivos de la demora cuando tu parte del trato estaba cumplido en una primera instancia, se encontraba tu mujer, la cual la notabas desde hacía un par de días, bastante nerviosa, pero la concentración de la que hacías gala con tus futuros objetivos, te impedían interesarse por su estado de ánimo. Fue ella, quien se encargó de dejar tu ego en un segundo plano y explicar su desasosiego.
– Me ha llamado mi madre diciéndome que mi padre está en el hospital muy enfermo; los médicos dudan de su recuperación-.
Tu rostro cambió totalmente, la lluvia comenzaba a caer sobre tus ojos…. tan solo acertaste a regalarle un sentido abrazo como muestra de apoyo a semejante fatalidad.
– Estaré varios días fuera para ayudarle en lo que necesiten- continuó.
No querías dejarla sola ante tal situación e insistías en acompañarla para no dejar que pasara sola ese mal trago.
– Te lo agradezco de verdad pero no es necesario….bastante tienes ya con eso que tan poco me gusta y no quisiera que lo interrumpieras ahora que parece que va viento en popa- sentenció.
Con resignación, asentiste con la cabeza en señal de aprobación,….por un lado no querías agobiarla y por otro, podrías seguir dando pasos hacia la puerta de la gloria.
Al día siguiente, te despertaste de la cama con un gran vacío…tu cónyuge había marchado bien temprano; de camino a la cocina para prepararte el rutinario café con tostadas, una nota se podía leer en la puerta de la nevera.
“ No he querido despertarte , así que me cogí un taxi para ir al aeropuerto, en cuanto llegue te llamo. No olvides que pase lo que pase te quiero.
No entendías muy bien esas últimas palabras pero tampoco le diste mucha importancia….lo primordial, era que todo se solucionara de la mejor manera posible, aunque los augurios no eran muy favorables.
Mediada la semana, tuviste que quedarte en casa ya que tenías una ineludible cita con el médico el cual, hacía visitas a domicilio y no podías posponerla más tiempo.; el silencio era lo único que podías escuchar en los alrededores, un remanso de paz invadía tu casa. Un fuerte golpe en la puerta del garaje interrumpió esa armonía; intrigado te dirigiste hacía allí pero no había nada que te alarmara… quizás un gato, tal vez el fuerte viento que soplaba pensaste.
Nuevamente te dirigiste a la cocina para tomarte tu desayuno acompañado del periódico que cada mañana dejaba el repartidor en la puerta de casa.
Como un lobo famélico de varios días, engulliste esas tostadas como si fueran las últimas…el café servía para ayudar a ingerir los alimentos tomando el último sorbo y estirándote sobre la silla con la mano sobre la barriga como muestras de placidez estomacal.
Minutos después, algo no iba bien en tu interior,….te agarraste el cuello con tu mano derecha, comenzaste a sufrir espasmos, y tu cara palidecía al mismo tiempo que tus gritos de padecimiento aumentaban; tras varios minutos de angustia , caíste desplomado al suelo llevándote contigo la taza
de café la cual se rompió esparciendo los trozos por todo el suelo. Lentamente tus ojos se fueron cerrando, los espasmos era cada vez menos frecuentes, tu voz se apagaba hasta que todo tu cuerpo se paralizó.
Varios días más tarde, tu cuerpo fue volviendo poco a poco en sí, los ojos iban despertando contemplando a tu alrededor…un alrededor que desconocías por completo; una máquina que no cesaba de hacer unos pitidos intermitentes y unos cables conectados a tu cuerpo, te hicieron ver que estabas en un hospital… no sabías porque, en tu cabeza aún resonaban fuertes golpes como si una banda de heavy-metal estuviera tocando allí.
Entre tanta confusión, alguien hizo acto de presencia en la habitación…tenías a tu particular doctor plantado a los pies de la cama, con los brazos en cruz y mirándote fijamente.
– Que me ha pasado? ¿ Qué hago yo aquí?- esas dos preguntas te las hacías una y otra vez desde que volviste en si, y esperabas encontrar una respuesta.
– Shhh….ahora no hables por favor, estabas inconsciente en el suelo de la cocina de tu casa y te he traído aquí- .
– Inconsciente? – repetiste más intrigado aún. ¿ Cómo entraste hasta allí?- esa duda te golpeaba ligeramente esperando que sus explicaciones disiparan tus cuestiones.
– La puerta de la entrada estaba entreabierta, hice sonar el timbre un par de veces y al ver que no respondía nadie decidí entrar y te vi tirado en el suelo, había trozos de cristal por todas partes y el periódico encima de la mesa-.
Tu memoria pausadamente iba volviendo a recordar…la puerta de casa la dejaste abierta al recoger el diario y volviste a por tu desayuno sin percatarte de ese detalle; solo te quedaba una duda más grande aún y era el epicentro de todas tus preguntas….que había ocurrido para estar donde estabas.
– Todavía tienen que hacerte más pruebas pero todo indica que has sido víctima de un envenenamiento.
No salías en ti de asombro…. veías imposible que pudieran hacerte eso, más cuando estabas completamente solo en la casa.
– Realmente tuviste muchísima suerte que yo llegara rápidamente, el tipo de veneno que parece ser que ingeriste es capaz de acabar con la vida en cuestión de minutos-.
– Te importaría decirme de que demonios estás hablando? – preguntaste en un tono mucho más preocupado.
– Ya te dije que a falta de que mis colegas te hagan más pruebas, todo apunta a “ Batracotoxina”-.
– Batraco…que? Preguntabas mientras te frotabas los ojos esperando que todo se tratara de una pesadilla.
– No te alarmes, como te dije aún falta hacerte más pruebas, esto que te he dicho es solo una hipótesis en primera instancia- .
No te resultaban del todo tranquilizadoras sus palabras, pero en tu particular puzzle craneal, había piezas que no encajaban….el quien y el porqué , eran las preguntas más frecuentes que te atormentaban.
Al mismo tiempo que el médico abandonaba la sala para volver a verte más tarde, dos personas irrumpieron posponiendo tus pensamientos.
– Buenos días, somos del departamento de policía, podemos hacerle algunas preguntas?- decían mientras te mostraban que, efectivamente eran quien decían ser.
Asentiste con la cabeza, aunque en tu interior pensabas que era una pérdida de tiempo ya que no recordabas apenas nada. La policía se hizo eco del asunto y no daban visos de dejarlo en manos de la nada.
– Sabemos que le será muy difícil pero….podría darnos algún detalle sobre lo ocurrido….cualquier cosa por irrelevante que sea nos puede ser de gran ayuda-.
Alzaste la mirada al techo de aquella habitación, buscando encadenar coherentemente las imágenes; tal esfuerzo, obtuvo una mínima recompensa que, esperabas sirviera para dar un poco de luz a
semejante embrollo
– Lo único que puedo decirles, es que, recogí el periódico como cada mañana, fui a la cocina a prepararme un café, fui al garaje porque escuché un fuerte ruido y cuando volví, me tomé el café con tostadas y a partir de ahí…… bueno ya saben el resto -.
Sin prisa pero sin pausa, un carrusell de preguntas se abrían paso desde todos los frentes.
– Hay alguien con quien no tenga especialmente buena relación ?-.
– Malas relaciones con alguna persona todos tenemos pero de ahí a querer hacerme esto…..en serio me lo está preguntando?- respondiste airadamente.
– Mire, sabemos que usted es director de una sucursal bancaria, por lo que mucha gente habrá depositado su dinero allí y quizás alguien no este del todo de acuerdo con su modo de hacer; quizás piense que es muy rebuscado todo, pero somos policías y parte de nuestro trabajo se basa muchas
veces en buscar explicaciones a algo inexplicable así que por favor, nos basta con un si o un no….será mucho más rápido y fácil para todos-. concluyó.
Pecaba de ser una persona prepotente y seca; aún así su respuesta en forma de martillo, hizo añicos tus argumentos y no te quedó más remedio que limitarte a responder sin más.
– No, no tengo “ enemigos” que yo sepa-.
– Dónde se encontraba su mujer ?- .
Tuviste que morderte la lengua, incluso sabiendo que a la hora de pasar lista, tu esposa no quedaría exenta,, tu gesto torcido daba a entender que la pregunta te había irritado sobremanera. No obstante, la burbuja de la resignación hizo acto de presencia.
– Mi mujer se marchó esa misma mañana ya que su padre está muy grave … estará fuera unos días-.
– Tienen servicio doméstico….alguien que tenga llaves de su domicilio?-.
– No-.
Una última pregunta tenían que hacerte, una cuestión que esta vez si, te hizo poner más atención.
– Aparte de usted, quien más sabe la combinación de la caja fuerte? -.
La cara de sorpresa fue mayúscula, solo tú conocías la combinación…ni tan siquiera tu mujer la sabía-.
– Nadie más la sabe, solo yo la conozco-.
– Mire, no hemos encontrado ninguna cerradura forzada, la casa está aparentemente ordenada, pero
la caja fuerte estaba abierta, guardaba algo allí dentro?- te preguntó en un tono más preocupado.
De nuevo alzaste la mirada al techo, tratando de recordar los objetos que había en su interior.
– Si no recuerdo mal, tenía una gran suma de dinero y unos documentos que firmé con unos clientes recientemente-. ¿ A dónde quiere llegar a parar con todo esto?-.
Unos segundos de silencio, dieron paso a una conclusión demoledora.
– Tenemos sospechas que sabían muy bien cuál sería su víctima así como donde estaba la caja fuerte y su contenido. Lo que no conseguimos averiguar es el detalle de la combinación…no estaba forzada en absoluto y siendo usted el único conocedor….es una cuestión que se nos escapa-.
Nuevamente el silencio, hizo acto de presencia, un trío de miradas tratando de buscar una explicación coherente. Ese silencio, tan solo fue roto por tu doctor quien entró visiblemente apesadumbrado.
– Tenemos las pruebas definitivas….efectivamente, tu organismo tenía restos de Baracotoxina; una pequeña dosis pero suficiente como para acabar con la vida de alguien en poco menos de 1 hora.
Por fortuna, llegué a tiempo para salvarte de una muerte segura- prosiguió.
Dicho así, daba la sensación que se vanagloriaba de su buen hacer pero momentos después entendiste que, ciertamente, él te permitió volver a nacer.
Por su parte, los dos agentes de policía, miraban al médico con escepticismo; que estuviera en el momento y lugar exacto, lo convertía en el centro de todas las sospechas.
Galeno y policías, abandonaron la habitación para poder esclarecer y descartar posibles autores de los hechos.
Tras varios minutos de soledad, postrado en aquella cama, conectado a una serie de cables como si quisieran hacer un experimento científico contigo, tu cabeza trataba de encontrarle argumentos de
peso a lo que parecía un sinsentido; fue entonces cuando de nuevo, los dos policías entraron para despedirse de ti.
– Por ahora hemos acabado, pero volveremos a vernos. Espero que se recupere pronto-.
Antes de que tu cuerpo eliminara todas las toxinas, debías quedarte un par de semanas más bajo observación. Decidiste llamar a tú mujer para explicarle lo ocurrido pero aquella voz tan dulce, no llegó a responderte; restabas importancia a ello ya que, entre tanto lío familiar no podría atender tu llamada.
A medida que los días se sucedían y las visitas de amigos y compañeros de trabajo te iban a ver para interesarse por tu estado de salud, la policía continuaba con paso firme hacia el esclarecimiento del caso. Sin excepción, todos y cada uno de ellos, pasaron por un tsunami de preguntas….cada vez
había más descartes y menos culpables….el abanico se iba cerrando sin arrojar nada relevante.
Sin embargo, tenían que volver a la escena del crimen, no querían dejar nada al azar y lo que en un principio era un caso normal y corriente, con el tiempo fue tomando forma de reto policial…un desafío a la justicia.
Antes de finalizar el día, aquel par de audaces sabuesos, pausaron tu “ suculenta” cena hospitalaria.
– Buenas noches, cuanto tiempo sin veros, queréis probar esta riquísima cena? Está para chuparse los dedos- decías en tono jocoso mientras te comías un insípido yogur.
– No es una visita de cortesía así que guárdese su ironía para cuando salga de aquí- sentenció el siempre serio inspector.

Enseguida comprobaste que en aquel momento no había lugar para las bromas e inmediatamente así se lo transmitiste a tu particular justiciero de paz.
– Discúlpeme por favor, pero últimamente les veo más a ustedes que a mi mujer y ya sabe….el roce hace el cariño, pero lamento si le he parecido demasiado amistoso-.
– De eso precisamente queríamos hablarle- prosiguió el agente
– Del roce y el cariño?- preguntaste mientras esbozabas una sonrisa.
Uno de ellos, se sacó del bolsillo de su gabardina un papel y te lo entregó a fin de reconocer lo que ponía.
– Recuerdo, muy bien esta nota…la dejó mi mujer en la nevera de la cocina antes de marcharse, pero….que significa esto?-.
– Mire por favor el reverso de la hoja y dígame que ve-.
Parecía estar muy seguro de si mismo , y esa seguridad precisamente hacía crecer tus dudas.
No veías absolutamente nada, quizás el tacto del papel , era un poco más grueso de lo habitual pero en ningún momento le diste la menos importancia.
– Lo siento pero no veo nada , le importaría decirme que diablos ocurre?- .
Suavemente te cogió la nota y la levantó colocándola debajo del fluorescente a una distancia prudencial.
– Ve algo ahora?- volvió a insistir.
-B7C432JKP9, lo lamento pero no le veo relación alguna- respondiste.
– Haga memoria, de verdad no le resulta familiar esta combinación?-.
Clavaste tu mirada al techo en busca de la inspiración divina, segundos de zozobra terminaron por ponerte ambas manos por el pelo y deslizándolas por la cara.
– Esta combinación es la que abre la caja fuerte pero…..-.
– Todavía hay algo más que debe saber- prosiguió el inspector
En ese momento no sabías si querías seguir oyendo, por un lado, tenías suficiente congoja ya, pero por otro , ansiabas saber lo que tenían que decirte….finalmente tras un breve conflicto de intereses, decidiste hacer de tripas corazón y aguantar estóicamente el embite.
– Que más saben?-.
Su mujer es cierto que abandonó la ciudad pero su destino no era el que le dijo, hemos consultado todas las compañías aéreas y muy probablemente hubiera dado un pasaporte falso.
No dabas crédito, aquella inocente mujer por la cual sentías devoción, se asemejaba más a un capo de la mafia que a una esposa ejemplar.
. Mi mujer con pasaporte falso? Que será lo próximo….blanqueo de capitales, paraísos fiscales? – preguntaste entre la ironía y el enfado. – Voy a llamarla, esto debe de tratarse de un gravísimo error,
ahora hablaré con ella y seguro que tendrá una buena explicación para todo esto- aseveraste.
Los nervios eran tales, que no acertabas a marcar el número, el sudor corría por tus mejillas ….un sudor que se acrecentó aún más cuando, una vez habiendo tecleado el número en su totalidad y con el altavoz puesto, una voz automática te decía que el número marcado no existía.
Aquella noche, fue una angustia total, no conseguías conciliar el sueño….te negabas a creer que, la persona la cual te juró amor eterno en un pasado reciente, fuera capaz de semejante traición.
Por otra parte, tu recuperación iba viento en popa y en pocos días, abandonarías aquel recinto, para retomar tu vida.
Las indagaciones seguían su curso y las novedades eran cada vez más frecuentes; cada paso que daba la policía, era un poco más de desazón en tu interior. Poco tenías ya que perder, todo lo que tenías no te importaba, pasabas las horas con la mirada perdida delante del televisor el cual siempre estaba apagado.
No obstante guardabas una mínima esperanza de que todo fuera un gravísimo error , pero las nuevas pistas policiales echaron al traste esa fe.
Esta vez, no te mostraron notas, habían ido un paso más allá y consiguieron lo último que hubieras querido oír….el golpe de gracia.
– Reconoce a las personas de la foto? – .
– Son los clientes con los que firmé el inicio de un proyecto antes de que …..bueno antes de acabar aquí- respondiste sorprendido.

Marc Domínguez

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