Poesía

A 100 metros, gire a la derecha

17/06/2019

 

 

Cuantas veces un servidor habrá servido de » niño a distancia», en casa de los padres cuando no existía el control remoto para la caja tonta. Con lo de » niño a distancia» no quiero decir que nos separara un mundo; desde una distancia prudencial, me decían que canal de TV poner, y yo, como buen hijo, acataba las órdenes sin rechistar. Eran otros tiempos, el teléfono siempre estaba en casa; la gente acudía al cine, los libros eran considerados buenos pasatiempos…pero como decía, era otra época. Con la llegada del primer teléfono movil, todos nos quedamos boquiabiertos ante tal descubrimiento…como solo estaba al alcance de unos pocos, lo achacábamos más al mundo empresarial; con el paso del tiempo, esa inmensa máquina, se fue empequeñeciendo y haciéndose más accesible para la gente de a pie. La novedad estaba servida; ya no hacía falta estar en casa para llamar a otra persona…la moda telefónica comenzó a expandirse; recuerdo que mi primer » Tamagotchi» telefónico, fue un Sonny Eriksson, tremendo objeto me colgaba de la cintura pero lo llevaba como si fuera el mismísimo Rockefeller de mi ciudad.

Todo avanzaba a pasos agigantados; a cada nuevo móvil que salía a la luz, pocos meses más tarde, encontraba respuesta con otro aún más completo….la competencia era feroz; los usuarios se perdían entre melodías propias, el juego de la serpiente e infrarrojos…los pollos sin cabeza buscaban al dueño del corral, entretanto, los ingenieros, trabajaban para superarse a ellos mismos. No solo la telefonía se actualizaba, coches, televisores, equipos de músic, ordenadores, a…..todo absolutamente todo trabajaba a un ritmo vertiginoso para hacernos la vida másllevadera. Pero como todo en exceso es malo, lo que un día se veía como novedad, actualmente se ha vuelto imprescindible, unas cosas más que otras, pero la vida se antoja muy complicada sin esos avances. Yo mismo, por poner un ejemplo, no suelo usar mucho el GPS, tal vez sea un estancado en la forma más naturista de preguntar a cualquier viandante pero, personalmente, el guiarse por una pantalla y una viz que indica a donde hemos de ir, facilita muchola labor de los conductores; el problema radica en el momento que esos pequeños artilugios digan basta.  Se echará de menos a la voz que maldecimos cuando lleva por el camino más largo y tedioso; se notará la ausencia de esa flechita que indica donde estamos. 

Esto es solo un ejemplo, repito, bajo mi opinión personal, pero hay más: volviendo al tema móvil, vivimos tan sumergidos en redes sociales y mensajería instantánea, que si por un suponer, olvidamos la cartera en casa, a la vuelta seguirá estando, por contra si nos dejamos a nuestro guía virtual, la mayoría, sería capaz de recorrer un camino a la inversa para recuperar su identidad ficticia. Un mero descuido tecnológico, nos hace retroceder 30 años en el tiempo. 

Los creadores de redes sociales, teléfonos, ordenadores portátiles y demas, descubrieron su particular mina de oro; no quiero decir con esto que nada de lo anteriormente mencionado sea malo, en absoluto, pero hoy en día hasta el simple hecho de que el microondas no funcione, se convierte en poco menos que el cataclismo mundial. En exceso, todo es perjudicial….tecnología incluída.

Marc Domínguez

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