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Un complejo mundo lleno de luz y color

02/06/2019

 

 

Desde el más inocente videojuego de consola, pasando por la cervecita diaria, todos hacemos gala de nuestros particulares vicios; al principio no es más que un mero entretenimiento o una simple » vía de escape momentánea», pero cuando de esa diversión se empìeza a abusar en demasía, sin darnos cuenta, podemos acabar engullidos por un agujero del cual es muy complicado salir. Prácticamente en todos los bares y restaurantes, aparte de los consumidores que se acercan a diario, hay una o varias máquinas, las cuales no cesan de alumbrar con sus llamativos colores acompañados de simpáticas melodías. No hablan, su única función es aguardar pacientemente que alguien se acerque, y les obsequie con un poco de su compañía; por supuesto, este acercamiento no sale gratis, con una pequeña contribución, aquella máquina, cumplirá tus órdenes mediante una serie de botones. Su boca es pequeña, por lo que solo dice lo justo y necesario, en cambio, su estómago es enorme…insaciable; por más que se le de, ella nunca tendrá suficiente y pedirá sin reparos. Rara vez y como muestra de que le agrada la compañía, obsequia al consumidor con un extra….puede ser poco o mucho pero algo siempre tiene dispuesto para ofrecer. Es ahí donde está su truco a la par que la avaricia humana, me explico: Las personas que se aproximan a visitar a esas máquinas, no hacen más que desafiar al azar esperando que la ruleta de la suerte caiga de su lado; si obtienen un pequeño beneficio, se tiende a pensar que si hay una primera vez, porque no habrá una segunda? Lógica aplastante, pero, en  la rueda de azar no hay cabida para la lógica. Como decía al principio de este artículo, se comienza siendo un mero pasatiempos, pero cada minuto que pasa tratando de burlar a la suerte, el agujero negro se ensancha cada vez más, hasta que en muchos casos absorbe al osado retador. Su eslogan no precisa de muchos secretos, un enorme número de 3 cifras, es lo suficientemente llamativo como para que muchos intenten apaciguar un poco su economía doméstica.

Una línea con 3-4 carriles con frutas o figuras, determinan el montante que se recibe…durante el transcurso del tiempo en el que se intima con la nueva amiga virtual, se está absorto de lo que ocurre fuera; solo se tiene ojos para una devoradora de bolsillos/ carteras. Tampoco tiene reparos en, cambiar de mano o esperar al mismo usuario al día siguiente; su voracidad no conoce límites y, sin decir nada, su melodía circónica, se incrusta en el cerebro como los clavos a las paredes.

Mucha, muchísima gente con una vida normal….con su casa y su trabajo, han caído en sus garras arruinando sus vidas y los de su alrededor en favor de la siempre alegre tragaperras ( como comunmente se les llama). Como en todos los excesivos vicios, incluso aún desmontando la vida como si fuera un castillo de naipes, la necesidad de volver es tal que, al final, todo se resume en un » o ella o yo». No se repara en el hecho de resurgir como el Ave Fénix, la espiral es tan grande, que impide salir y si se consigue, el precio a pagar es muy alto. Se paga con monedas al entrar y se paga con una vida medianamente normal al salir.

El azar no tiene lógica ni combinaciones maestras; a día de hoy, aún existe quien da el truco para ganar dinero fácil en casinos y tragaperras….todos son ilícitos, aparte de que, ninguna de ellas tiene una mínima rendija expuesta al engaño.

Quien se aproxime a rendirle cuentas al carrusell de la suerte, siempre será bienvenido pero el final siempre es el mismo…..la banca gana; solo las personas deciden si ganan mucho, poco o nada.

Marc Domínguez

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