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…. y aqui, no pasó nada

 

06/05/2020

 

 

 

Parece que haya transcurrido una eternidad, pero tan solo hace un par de meses escasos que el Gran Gurú del hemiciclo, decidió ponernos a prácticamente todos bajo » arresto domiciliario», a causa del enemigo por excelencia capaz de poner en jaque a todo un planeta y desnudar día tras día las miserias humanas; el señor COVID-19, se presentó por sorpresa y no dudó en aprovechar la situación para mostrar su voracidad ante la pasividad de la cúpula gubernamental.

Desde aquel no tan lejano 15 de Marzo, aparte de los que tristemente hincaron la rodilla ante » el bicho» como se le conoce vulgarmente, hemos escuchado teorías, remedios, modo de transimisión del patógeno y un largo etc que a día de hoy , también oímos. Ante tal panorama, las personas de a pie, hemos vivido mirando de reojo a nuestros semejantes , hemos tomado unas medidas de higiene que quizás antes se hacían de un modo más aleatorio….todo en pos de evitar tener que enfrentarnos al enemigo invisible. Pero durante esa travesía, la ignorancia también jugó su rol en todo este embrollo viral….el papel higiénico, poco menos que lo nombraron el salvador de la humanidad, los perros siguieron su estela pero por otros motivos muy distintos, y así una larga lista que se engrandecía sobre la marcha. La solidaridad, también quedó patente fijando una determinada hora y salir todos los » arrestados» en masa para rendir tributo a la labor de quien estaba en primera línea de batalla contra el temido » bicho»; pero nada dura eternamente y en época de pandemia, no iba a ser menos….aunque el señor COVID-19 siga muy presente en nuestra vida diaria,  parece ser que para muchos, toca empezar la vida post-coronavirus.

Hace poco más de una semana, los profetas en epidemias y los secuaces de turno, en vista de que la batalla estaba dando un giro considerable a nuestro favor, decidieron levantar un poco el pie del freno y dar la oportunidad a los más pequeños de la casa a salir a la calle durante un tiempo limitado….flaco favor hicieron a un país en el que, cuando se prohibe algo, vamos como pollos sin cabeza a por ello…..¿ quien me va a controlar si llevo o no 1 hora en la calle?. Esa pregunta iba ganando adeptos y el poder salir 60 minutos, se convirtió en largas horas a la intemperie.

Pero como nos venden que la balanza se está decantando cada vez más a nuestro favor, cierto iluminado se vino arriba y permitió que se pudiera salir a correr, ir en bici, abrir comercios…….todo excepto bares y locales de ocio , si a esto último le hubieran permitido abrir, este país habría tocado el cielo con la manos.

Juntando estos tres factores ( niños, adultos y deportistas), el ejército de Pancho Villa, no dudó en salir en masa y demostrar que esa guerra no iba con ellos ; se olvidan que el monstruo sigue planeando por nuestras cabezas y que está esperando el menor descuido.

A día de hoy, y viendo el panorama que hay, ya no miramos con tanto recelo al semejante, la tan cacareada distancia de seguridad en muchas ocasiones se la pasan por el Arco del Triunfo,  los solidarios aplausos a los que siguen en primera línea de fuego, para que otros podamos comer y gozar de buena salud, cada vez van menguando ( como ya puedo estar en la calle a esas horas no da tiempo para aplaudir……. no se puede estar en misa y repicando), con ese argumento de peso, discutir es de necios.

Tremenda idea la de , unos, dar la mano, y otros, cogerse el brazo, la pierna, y todo lo que encuentren por el camino.  Con todo esto no quiero generalizar ni mucho menos, siempre habrá quien,por fortuna, sigue los consejos y cumple las medidas al pie de la letra, , bravo por ellos ya que a pesar de la presunta relajación, son conscientes que el señor coronavirus sigue presente. Un patógeno que, paradojas de la vida, lleva casi 60 días dándonos lecciones de las cuales no se habrá aprendido ninguna.

Tras todo este tiempo y viendo el ambiente que se respira en las calles, tengo la sensación de que aquí nunca pasó nada.

 

Marc Domínguez

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