Artículos

Una vida de 5 años, son 10 ( 3ª Parte – Final)

No parecían convencerle tus explicaciones, por lo que no tardó en salir a la luz un tono más amenazante.

– Creo que no me has entendido, si yo ahora te dejo salir, toda esta gente me perderá el respeto, y no me gusta hacerlos enfadar, perderían la confianza en mi y eso no es bueno para el negocio, así que hazme caso y escúchame bien porque solo te lo diré una vez….primero, la próxima semana a la misma hora estarás con tu puto perro si o si; y segundo, antes de irte, dame todo lo que has ganado…..considéralo  una comisión por las dos semanas que estuve con el perro y por la organización de esta movida-.

Agachaste la cabeza y entregaste nuevamente el sobre que contenía el dinero obtenido….habías expuesto al animal por nada pero lo que era pero, habías entrado en un círculo hermoso por fuera pero podrido por dentro.

– Ahh!!! Una última cosa…por si se te había pasado por la cabeza ir con el cuento a la policía, te aconsejo no hacerlo. – ¿ Ves esas tres personas que están a lo lejos con un puro en la mano? Bien, podría decirse que son los mandamases del lado de la justícia, así que por el bien de todos, te conviene mantener la boca cerrada -.

Paradójicamente, buscando una salida a tus apuros monetarios, te encontrabas en un laberinto pecaste de ingenuo al creer que podías conseguir dinero fácil y ahora te veías envuelto entre el placer y la corrupción.

Como era de esperar, al llegar a tu hogar, las preguntas sobre lo ocurrido con el peludo no tardaron mucho tiempo en hacer acto de presencia, por lo que debías renovar tu abanico de mentiras.

– ¿ Qué le ha pasado a Totó ? -.

– Tuvo un pequeño enfrentamiento con otro perro, sin venir a cuento se abalanzó sobre el y no tuvo más remedio que defenderse, no hice nada por miedo a salir malherido-.

Convincente respuesta la que diste, por lo que el preocupado chiquillo tan solo se limitó a aplicarle curas en la maltrecha pata trasera.

– En un par de días, estaras como nuevo Totó, pero no debes ser tan gruñón y pelearte con otros perros- decía tu hijo mientras lo abrazaba fuertemente.

Estático, sin mover un músculo, permanecías observando al improvisado veterinario mientras, tu cabeza no cesaba de darle vueltas a lo ocurrido momentos antes.

Al día siguiente, recibiste una llamada para terminar de acordar los últimos flecos del encuentro de la semana que estaba a punto de comenzar.

– ¿ Supongo que no habrás olvidado lo que tenemos pendiente para dentro de unos días verdad?-.

– Lo tengo presente no te preocupes allí estaré  

Pero esa llamada, guardaba una sorpresa que te bajaría de golpe a los infiernos, algo que te haría jugártelo todo a una sola carta.

– Hay un pequeño problema que espero no suponga ningún inconveniente -.

– ¿ Qué quieres decir ?- preguntaste intrigado

– Te seré claro, como te dije, esto es un negocio, y como tal, para obtener ganancias, primero se debe de invertir. Siento mucho tener que pedirte esto, no te lo pediría si no fuera así pero…. -. respondió en tono irónico.

– ¿ Pero que ?-

– Pues que solo tienes dos opciones….o bien inviertes o por el contrario, mañana por la mañana despertarás con un coche negro delante de la puerta de tu casa- concluyó de forma amenazadora.

– ¿ Estás loco ? ¿ Con qué quieres que pague ? Sabes perfectamente que no tengo un miserable centavo-.

– No es necesario con dinero; creo que tu casa es grande y bastante valiosa. Tienes hasta mañana por la mañana, si no vienes, tendrás una desagradable visita-.

De forma brusca, el teléfono se colgó dejándote sumido en la incertidumbre; tenías dos vías de escape pero ninguna de ambas te ofrecía buenos augurios. Solo tenías una cosa clara, no ibas a permitir que le sucediera nada malo a tu hijo, aún a riesgo de quedarte sin nada, la vida del pequeño era mucho más importante que cuatro paredes y un techo.

Aprovechando que tu jornada laboral no empezaba hasta mediodía, pasaste toda una mañana inmerso entre papeleo burocrático; el montante que ibas a pagar o invertir como decía tu fraudulento “ amigo”, tenía forma de casa. Hipotecaste toda una vida, a expensas de que un perro llamado Totó, te quitara la soga del cuello que tú mismo te habías puesto.

– Aquí tienes, el único bien material que me queda es tuyo si pierdo….estarás contento- recriminaste .

– Shhh cálmate por favor, piensa que si ganas, tendrás dinero suficiente como para comprarte 2 casas más como la que tienes. Tómate una copa conmigo y brindemos por la sociedad-.

– Yo no tengo nada que brindar contigo, y abre bien los oídos porque no quiero repetirlo, a mi me puedes amenazar cuanto te de le gana, pero a mi hijo no le toques ni un pelo porque de lo contrario, voy  a por ti, cueste lo que cueste. Por tu culpa estoy metido en este embrollo-.

– Eh, eh, espera….por mi culpa? ¿ Acaso te puse una pistola en la cabeza para que acudieras a mi ?-  trató de justificarse.

– ¿ Qué es esta patraña de ganar dinero a cambio solo de tener un perro ?- preguntabas ya fuera de si.

– Que yo sepa, no he mentido en ningún momento; quizás me puedes reprochar la parte en la que debes invertir pero no te he engañado y tu mismo lo has visto – .

Como dos polos opuesto, tu ira contra su calma; por más que despotricaras y clamaras al cielo, ya estaba todo hecho y solo te quedaba una opción….confiarlo todo en un animal que, indirectamente, era el más perjudicado en ese asunto.

El fatídico día por fin llegó, tu hijo yacía felizmente en su cama ajeno a lo que acontecía, por otra parte, tú te disponías a recorrer el particular “ via crucis”, con la esperanza de hacer el camino de vuelta más cargado de alegría.

Los mismos personajes ávidos de poder, derrochadores de dinero por contemplar una diversión para ellos y sufrimiento para otros….todos estaban allí esperando a los artistas principales.

El anfitrión de tal circo romano, se acercó a ti tratando de calmar unos nervios que afloraban por todos los rincones de tu ser.

– Has estado de suerte, tu perro se medirá con Urko; es un gran animal y muy valiente pero está ya un poco mayor para estos envites-.

A pesar de aquellas tranquilizadoras palabras, recelabas de todo, el mero hecho de encontrarte allí dentro, tenía en alerta tus cinco sentidos.

Todo estaba cuidado hasta el más mínimo detalle para la velada, que aunque fuera corta, pero para muchos sería intensa, principalmente para tí.

Tus peores presagios se hicieron realidad al ver al adversario de tu guerrero, imponente, con los ojos rojos llenos de rabia, unas patas grandes y fuertes que harían trizas a quien se pusiera debajo; la suerte estaba echada y Totó, era la única tabla de salvación que tenías.

Nuevamente el sonido del gong, liberó a la bestia, ambos canes tantearon el terreno para poco después enzarzarse en una pelea que acarrearía graves consecuencias tanto para unos como para otros. Tú leal escudero, por más que se revolvía siempre terminaba entre los enormes colmillos de su rival; balanceándolo como si fuera un muñeco para lanzarlo varios metros más lejos. Los alaridos del perro, eran estremecedores, de su lomo, empezaban a emanar gotas de sangre dejando al descubierto su herida de guerra; por contra, el todoterreno Urko, estaba fresco, sin un rasguño, esperando a su rival para asestarle el golpe de gracia. Pero en esa lucha de titanes, Totó aún no había dicho la última palabra, corrió cual gacela para abalanzarse sobre el gigante y obsequiarle con sus colmillos clavados en el lomo a la altura del cuello; lejos de lamentarse y haciendo gala de una tremenda fuerza, aquello no hizo más que enrabietar aún más a Urko. Sin tiempo a reaccionar, se revolvió sobre tu perro y le hincó toda su fuerza dental en el cuello; inmediatamente Totó cayó desplomado al suelo entre fuertes alaridos de dolor….pero el monstruo quería más, aprovechó que estaba inmóvil su rival para ensañarse con el. 

La disputa solo tenía una salida, hasta que el organizador del evento, hizo sonar el gong y dar por finalizada la contienda.

Paulatinamente, todos los allí presentes, se esparcieron como si allí no hubiera sucedido nada, por contra, tu perro yacía rodeado de un gran charco de sangre, esbozando su último aliento, incapaz de buscarte con la mirada, pero sus alaridos pedían ayuda para soliviantar tal tormento.

Mientras tratabas de calmar el dolor del animal arrancándote un pedazo de camisa y envolviéndosela alrederdor del cuello en forma de vendaje, el director de aquella orquesta se acercó para recordarte el trato.

– Siento mucho lo que le ha pasado a tu perro, de verdad que creía que Urko era presa fácil-.

– Déjame en paz!!! Ahora no estoy para tus lamentaciones- le reprochaste.

– Escúchame bien, no te voy a dejar en paz, en este negocio se gana o se pierde y tu has perdido, así que tienes dos días para buscarte otra casa. Y ahora por favor, llévate a esto de aquí, me ha manchado el suelo y apesta-.

Tus remotas esperanzas durante prácticamente una semana, se vieron diluidas como un azucarillo en cuestión de minutos; nadie iba a ayudarte ni a consolarte….la fiesta prosiguió para muchos, en cambio para ti, en un brevísimo espacio de tiempo, terminó todo…..absolutamente todo.

Cogiste al perro en brazos, impregnándote de su sangre y lentamente te abriste paso entre la muchedumbre hasta abandonar aquel lugar; al cruzar la puerta de salida, se encontraba lo que hasta hace poco tiempo considerabas un viejo amigo de tu etapa escolar.

  • Créeme de veras que lo lamento, pero así son las cosas -.

  • Felicidades, ya tienes lo que querías, espero que si algún día vuelvo a verte, sea para asegurarme que estás bajo tierra – respondiste con toda la ira que había en tu interior.

Desechaste la idea de acudir a un veterinario para tratar de sanar al moribundo animal; una simple mordida bien podrías disfrazarla, pero esto iba mucho más allá. Te maldecías a ti mismo una y otra vez por tus actos, en lo más profundo de tus entrañas, sabías que el único culpable de acabar en aquella situación, eras tú mismo; te dejaste guiar por la engañosa táctica del dinero fácil y cuando quisiste darte cuenta, ya era demasiado tarde; ahora te tocaba sufrir las consecuencias, y afrontar tus propios errores.

Deambulando por las calles sin rumbo fijo y con el can en brazos, un nuevo día comenzaba a despertar pero para ti, poco menos que era el principio de tu propio final. Tu absentismo mental era de tal calado, que olvidaste por completo que tu retoño, tenía sus obligaciones escolares….en esos instantes lo único que deseabas era que se abriera la tierra y te engullera hasta lo más profundo.

No fue hasta llegar a un pequeño descampado sin nada a su alrededor salvo un pequeño precipicio, cuando tu paso se detuvo en seco; te sentaste en el suelo, dejaste cuidadosamente al perro en el suelo…un animal que tenía los ojos cerrados pero que, a duras penas podía respirar; su muerte, sería su salvación y eras plenamente sabedor de ello….lo sometiste a un calvario innecesario y de algún modo estabas en deuda con el.

  • ¿ Te acuerdas cuando fui a buscarte a la protectora?  Eras tan pequeño, y mira en lo que te has convertido…hay y habrá muchos perros en el mundo, pero te aseguro que ninguno será como tú- No tengo derecho a reprocharte nada, si hay un culpable en todo esto, ese soy yo….te empujé a la boca del lobo, y lejos de dar marcha atrás, caminaste conmigo demostrándome tu lealtad. Se que todo mi arrepentimiento es poco, pero no puedo verte sufrir así; durante mucho tiempo quizás no hice las cosas del todo bien, pero al menos ahora, dame la oportunidad de tratar de resarcirme aunque sea solo un poco. Yo seguiré angustiado y torturándome por todo lo te hice pasar, pero me reconfortará saber, que por fin habrás encontrado la paz que desde hace unas semanas te arrebaté–.

Esa reflexión en voz alta, hizo que te incorporaras de nuevo, posando nuevamente sobre tus brazos al canino; caminaste unos pasos hasta llegar a la altura del precipicio y te agachaste en frente del mismo; miraste en repetidas ocasiones, al maltrecho animal y seguidamente al vacío….

  • Se que no te mereces este final, pero es el único que puedo darte, tan solo espero que algún día puedas perdonarme-.

Aquellas estremecedoras palabras fueron el preámbulo al punto y final perruno,su respiración se fue apagando hasta que, finalmente, su corazón dejó de latir.Ese improvisado vendaje, no hizo más que alargar su agonía, pero, de algún modo, te sentías en deuda con el can. Pero las heridas producidas por aquel monstruo de cuatro patas, fueron demasiado para el.  Extendiste tus brazos hacia abajo y sirviéndote de una enorme roca, depositaste con sumo tacto al que hasta ahora fue tu mejor amigo. No quisite irte sin antes dedicarle unas últimas palabras, mientras por tu rostro resbalaban lágrimas de dolor.

– Gracias por todo este tiempo Totó, siento mucho haberte fallado. Descansa en paz-. 

Miraste a un lado y a otro asegurándote que nadie te había visto, una vez habiéndote cerciorado, te incoporaste para emprender la marcha camino a casa. No sabrías que decirle a tu hijo, pero esta vez por partida doble; por un lado, excusar el hecho de que el perro no estará más con el y por otro y más importante, explicarle porque en unas horas debiais abandonar el hogar.

Al llegar a tu casa, te encontraste con algo que te dejó sin aliento….encima de la mesa, al lado de una caja de galletas, estaba el folleto que hace semanas cogiste, aquella octavilla que te haría ganar dinero sin esfuerzo alguno.; justo al lado una nota escrita la cual hizo que se te cayera el mundo encima:

“ Esta mañana, cuando iba al colegio, tuve que volver porque me había dejado una serie de libros, así que cogí un atajo para llegar antes a casa y perder el menor tiempo posible. Fue a la vuelta, cuando, pasando por un camppo de tierra, te pude ver con Totó en brazos. Me quedé para ver lo que estabas haciendo y mis ojos presenciaron algo que jamás hubiera pensado. ¿ Porqué lo has dejado caer al precipicio? ¿ Qué te había hecho el pobre animal?. Mientras estaba buscando mis libros, vi este folleto, no se de que se trataba pero no tenías ningún derecho en acabar con su vida. ¿ Cómo puedes tener tan pocos escrúpulos ante un ser tan indefenso? 

Seguramente no lo sabes, porque como siempre, de la única persona que te preocupas es por ti mismo pero,,, hoy era el cumpleaños de Totó, y tú unico regalo por su quinto aniversario, ha sido arrojarlo al vacío. Bravo papá, te has cubierto de gloria. Qué regalo me vas a dar a mi para mi onomástica, porqué te recuerdo que mañana es el mío…..cumpliré diez años. Has matado parte de mi infancia por vete tú a saber lo que pretendías. Tampoco quiero oírlo, sinceramente me dan igual todos tus asuntos, ahora, lo único que quiero es ir con Totó y pasar juntos tanto su aniversario como el mío”.

Como un resorte, volviste al lugar donde dejaste al can, todo apuntaba a que tú hijo estaba allí también y querías evitar a toda costa que cometiera una estupidez, aunque la empresa te sería muy complicada..

Una vez allí, solo contemplabas vacío, no había nadie pero, aún así, te acercaste al lugar donde dejaste al perro y tus peores temores se volvieron realidad. Sentado en aquella inestable roca, se encontraba el pequeño acariciando al perro envuelto en un mar de lágrimas.

– Hijo!!!!  ¿ Qué haces aquí? Vamos sube – dijsite atenazado por los nervios

El niño alzó la mirada y por primera vez, pudiste ver el de odio en sus ojos.

– Tú no eres nadie para decirme lo que he de hacer, así que ya puedes irte – respondió.

– Vamos por favor, soy tu padre, deja que te ayude a subir y te lo explico todo- insitías con la esperanza de que recapacitara.

– ¿ Mi padre ? ¿ De verdad te crees con el derecho de llamarte padre ? Si de verdad lo fueras, jamás habrías dejado morir al perro, así que no me vengas ahora con sentimentalismos cuando has tenido a Totó en brazos y lo dejaste perder su su vida-..

No tuviste otra salida que explicarle todo lo sucedido para tratar de que las consecuencias no fueran más graves. Al acabar la exposición de todo lo acaecido durante prácticamente 4 largas semanas, tu chico, el cual estaba escuchando tus argumentos, alzó la mirada con sus ojos cristalinos por las lágrimas que aún le caían. Aquella terrible situación, la habías solventado con muchos apuros, por un momento pensaste que, tus esfuerzos fueron en vano, pero eso solo fue un mero espejismo.

– Llevas mintiéndome desde hace unas semanas, que te hace pensar que voy a creer ahora todas tus patrañas- dijo el chico.

– Pero…..hijo…-.

– Cállate!!! No vuelvas a llamarme así nunca más. Como estábamos pasando por apuros económicos, que mejor manera de solucionarlo que enviar a un indefenso animal a pelear por dinero. ¿ Como has podido pensar que existe el dinero fácil ? Vamos, hasta yo que voy a cumplir diez años, se que eso no es posible-.

– Estaba desesperado, ¿ no lo entiendes ?-.

– Mira, hubiera preferido mil veces otras cosas, pero nooo, el señor pensó que lo mejor era introducir al perro en algo tan deleznable, pero no pasa nada, si pierdo, es solo un animal ¿ es eso verdad ?-.

Los golpes te provenían por todas partes y te veías incapaz de aguantar las embestidas, el arrepentimiento unido a las lágrimas no conseguían hacer mella en el muro de piedra en la que se había convertido tu hijo.

– ¿ No te das cuenta que podíamos perder la casa?- preguntabas en tu intento de apaciguar el huracán.

– ¿ Podíamos o podías? . Está muy bien que hables en plural, pero una vez más tengo la sensación que todo esto lo has hecho por ti mismo-.

La roca en la que se encontraban ambos, tenía visos de ceder por el peso, así que trataste por todos los medios de que el chico abandonara aquel lugar.

– Perdóname por favor, mi única prioridad desde siempre has sido tú; deja que te ayude a subir y poder compensarte por todo- dijiste agotando todas las esperanzas.

– Solo te preguntaré una última cosa pero no quiero saber la respuesta, a decir verdad no quiero saber nada más de ti. Has matado a un animal que hoy cumplía cinco años, y acabaste con las ilusiones de un niño que mañana cumple diez…¿ porqué lo hiciste? – concluyó.

Esa pregunta , te martilleaba durante semanas incapaz de encontrar una respuesta coherente, pero lo que más resonaba en tu cabeza, era que tu hijo, de vo propia no quisiera saber nada más de tu existencia. Eso te hundió en el fango, pero no lo reprochaste, un durísimo correctivo que aceptaste con mucho dolor.

– Supongo que te habrás dignado a leer la carta si no,no estarías aquí. Pues si recuerdas bien te decía que Totó y yo vamos a pasar el aniversario juntos, así que ya puedes irte con tus dudosos asuntos de nuevo-.

Esas, fueron las últimas palabras que pudiste escucharle, la inestable roca, no aguantó más el peso, y terminó por ceder haciendo que, ante tus ojos, cayera al vacío lo que más querías y no supiste defender. En cuestión de horas, tus actos se llevaron por delante la vida de un animal y el ámplio poder destructivo, segó la corta vida del chico; ahora te tocaba a ti acarrear con ese sentimiento de culpa allá donde fueras.

Te arrodillaste al borde del precipicio con las manos a la cabeza y clamando al cielo en un cocktail de culpa y dolor. Una vida de cinco años, acabó en diez.

Marc Domínguez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad