04/04/2020 Según especifica el gran Mesías de la lengua ( este no es otro…
El títere del veneno ( 1ª parte )
12/12/2020
Poseedor de la verdad más absoluta, plenamente conocedor del bien y del mal, librando pequeñas batallas diarias contra el mundo y con una mente totalmente despreocupada de los problemas cotidianos del resto de la humanidad….. esos 4 ingredientes y alguno más, formaban parte de una adolescencia donde, únicamente tenían cabida tus semejantes detractores del mundo. Los días festivos, eran las fechas indicadas para refugiarse los unos con los otros como si de una secta se tratara, esperando al gran líder para castigar hígado y oídos a partes iguales. Ese rol, te venía como anillo al dedo, y no dudaste en apropiarte del título de gran jerifalte de la pequeña parroquia. Tu desparpajo y naturalidad, fueron más que suficientes como para que el rebaño siguiera al pastor manteniéndose como leales escuderos allá por donde se fuera.
La hoja de ruta previo consenso entre los adeptos, estaba bien marcada; la procesión iba a cumplir con el trayecto sin desviarse un ápice aprovechando hasta el último instante.
No todo era liberar adrenalina a base de alcohol y decibelios, también se tenían que afrontar las obligaciones laborales, unas tareas que, pese a no ser excesivamente de tu agrado, si te permitían hacer frente a tus otros menesteres con la hermandad de incomprendidos adolescentes. Tu naturalidad, a pesar de estar en una escala completamente distinta, seguía intacta ; hiciste de tu puesto de trabajo, una zona de confort donde hacer más llevadera la rutina diaria. En contra de lo que pudiera parecer, el estrés al que estabas sometido era nulo, la burbuja de los 22 años de edad, te otorgaba total inmunidad, ofreciéndote como única preocupación, dibujar una ruta distinta a la anterior e invertir parte de los ahorros dentro de los objetivos marcados.
Esa laboral zona de bienestar, se vio acrecentada de la noche a la mañana por algo que, hasta ese momento, contemplabas como algo impensable; el destino quiso poner en tu camino a una de las flores más bellas que habías visto nunca.
La espontaneidad, aquella que se convirtió en tu seña de identidad, quedó eclipsada por la timidez, incapaz de articular palabra, con las manos empapadas en sudor, únicamente los nervios eran capaces de sonsacarte una tonta sonrisa mientras tratabas sin éxito de secarte las palmas de las manos. Los iniciales instantes de incómodo silencio, dieron paso a las oportunas presentaciones las cuales te servirían para romper un poco el hielo.
-
Buenos días, empiezo hoy a trabajar con vosotros, espero poder estar pronto a la altura de lo que se espera de mi -.
-
Bienvenida, no te preocupes por ello, te ayudaremos en lo que necesites para que te sientas lo más a gusto posible-.
Con esas palabras, tratabas de mostrar una seguridad abrumadora, pero la realidad era bien distinta; nunca antes te había resultado tan difćil hablar, tu corazón, poco menos que estaba pidiendo paso para salir por la boca, las manos seguían empapadas de sudor….. eras la viva imagen de un saco de nervios tratando de ofrecer calma.
Una vez habiéndose llevado a cabo la primera toma de contacto, aquella momentánea imagen de debilidad, rápidamente quedó en el olvido gracias a las tareas que tenías pendientes. La bocina laboral, acudió en tu auxilio para tapar unas flaquezas que estabas haciendo más que evidentes, y devolverlas al estado inicial.
A medida que pasaban los días, la confianza entre ambos crecía como la espuma, aún así, algo había en esa chica que te hacía dejar de lado tu naturalidad, para ser un muñeco a merced de los nervios. No estabas acostumbrado a bregar con semejante situación y eso era algo que te incomodaba sobremanera, pero al mismo tiempo te estaba atrayendo cada vez más a descubrir el porqué.
La llegada del fin de semana, era el escudo perfecto para olvidarse de la horma de tu zapato, capaz de poner en jaque día tras día unos dulces nervios. El plan estaba dibujado y consensuado entre el rebaño de incomprendidos adolescentes. Todo estaba preparado para llenar las arcas ociosas a costa de fustigar el hígado como si no hubiera un mañana.
Pero esa alegría y jolgorio, duraba poco…..48 horas no terminaban de copar todas las exigencias marcadas por lo que tocaba resignarse y hacer frente a una nueva semana con todo lo que conllevaba.
En el terreno laboral, la conexión con tu compañera de fatigas, era prácticamente perfecta lo cual, redundaba en el buen hacer diario; a donde uno no llegaba, ahí estaba el otro, y viceversa….. las miradas de complicidad eran cada vez más frecuentes, algo que, por un lado te agradaba, pero por otro, sacudía tus entrañas de arriba abajo.
En una de las múltiples tardes en las cuales languidecías en casa de tu padres delante de la caja tonta, una llamada al teléfono móvil, interrumpió tu reposo; el sudor empezó a asomar por la frente al comprobar el nombre de la persona que estaba intentando comunicarse contigo:
-
Hola, que tal….te pillo ocupado? -.
Unas décimas de segundo en el cual se instauró un incómodo silencio, dieron paso a una serie de titubeos por tu parte para acabar en un sencillo monosílabo:
-
Pues……. verás….. la verdad…… no -.
Algo te hacía presagiar que esa pregunta iría acompañada de otra más ¨comprometida¨.
-
Supongo que ahora te estarás preguntando el porque de mi llamada -.
Parecía como si te hubiera leído la mente, no obstante trataste de disfrazar lo evidente.
-
No te negaré que me ha sorprendido gratamente, pero lo cierto es que tampoco me estaba cuestionando nada -.
-
Verás, te iba a proponer algo si no tienes planes para esta tarde -.
Te encontrabas con la pelota en tu tejado, podías recurrir a tu séquito juvenil lo cual sería la tapadera perfecta o por el contrario, decir que te esperaba una soporífera tarde delante del televisor.
-
En principio no iba a hacer nada, matar las horas delante de la televisión-.
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Genial!!!! Mira en un rato voy a ir al cine y tal vez quieras venir conmigo -.
Nuevamente el silencio se hizo presente durante unos segundos…. únicamente se rompió notando tu pasividad a la hora de dar una contestación.
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Si no puedes o no quieres no pasa nada, ya buscaré quien me acompañe -.
Un golpe certero, una estocada perfecta en todo tu ego ; con tan solo unas pocas palabras, tu orgullo se estaba viniendo abajo como un castillo de naipes, algo que no ibas a permitir de ninguna manera.
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Está bien, dime hora y lugar y allí estaré -.
Solventaste el embite con sentimientos encontrados….. por un lado ibas a tener la ocasión de conocer más en profundidad a quien era capaz de desnudar todas tus verguenzas, pero por otra parte, fue todo a marchas forzadas algo a lo que no estabas acostumbrado y menos si la batuta no estaba en tu mano.
Con una velocidad inusitada, te acicalaste con tus mejores galas cuidando hasta el más mínimo detalle ; la ocasión bien merecía un esfuerzo extra para dejar buenas sensaciones.
Mientras te dirijías al punto de encuentro, la experiencia del que se siente nervioso por un buen motivo, volvía a hacer acto de presencia. Ese hecho, aún siendo beneficioso para ti, no dejaba de incomodarte ; no era la primera vez que tenías una cita pero por el contrario, esa persona era capaz de desenterrar todas tus dudas.
Al llegar al lugar acordado y estar frente a frente, únicamente te limitabas a suspirar con una mirada de asombro, algo que no pasó desapercibido.
-
Qué sucede ? ¿ No te gusta ? -.
Tratabas de encontrar las palabras mientras tus ojos miraban a todas partes esquivando lo que tenías delante. Finalmente y tras breves instantes de un silencio que empezaba a ser una peligrosa costumbre en ti, devolviste el guante en forma de respuesta.
-
No, en absoluto, estás perfecta, ese es el único problema -.